Ascensor. Los trabajos en la estructura que albergará el ascensor y la escalera aún continúan - Gemma Andreu

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El ascensor que comunica el puerto de Maó con la cornisa del Paseo Marítimo no estará operativo hasta el mes de septiembre. Diversos problemas han alargado los tiempos marcados por la constructora M. Polo. Las obras comenzaron en abril y el plazo de construcción era de cuatro meses, por tanto, a día de hoy acumulan ya uno de retraso.

Las trabajos arrancaron con cierta demora debido a las malas condiciones meteorológicas. La llegada del barco que trajo parte del material se demoró. A este contratiempo se sumaron los problemas de cimentación de la estructura que soporta el ascensor. Los trabajos para realizar los "micropilotajes" o pequeñas perforaciones en el terreno en las que se inyectó hormigón armado y hierro a gran profundidad para aumentar la resistencia del suelo se complicaron.

En el Ayuntamiento de Maó son reacios a dar plazos de finalización de las obras, aunque todo apunta a priori al mes de septiembre. Dos meses más tarde de lo inicialmente previsto. Además, hay que tener en cuenta que aún deben ser acondicionados los accesos y en la parte del puerto posiblemente haya que derribar el edificio en ruinas situado en la parcela aledaña.

La idea del equipo de gobierno era acompañar la nueva iniciativa de restricción parcial del tráfico en el puerto con la entrada en servicio del ascensor público y de esta forma facilitar la comunicación entre la cornisa del Paseo Marítimo y el Moll de Llevant. Sin embargo, a la vista de que las obras del ascensor que construye la empresa COMAR -en virtud de una compensación por la concesión pública de la licencia del casino en 1999-, no finalizarían a tiempo, el Ayuntamiento alcanzó un acuerdo para utilizar el elevador del Marítimo.

Hace unas semanas y, de forma transitoria, el Club abrió su ascensor al público. El elevador une las tres plantas del inmueble con la plataforma superior desde la que se accede al Paseo Marítimo.

El equipo de gobierno es consciente de las limitaciones de esta instalación, pero insiste en que es una solución puntual y provisional. Afirma que lo importante ahora es que las obras del ascensor se ejecuten de forma correcta. Asegura que no vale la pena precipitar unos trabajos después de 13 años de espera y una vez que la experiencia de reordenación del tráfico nocturno en el puerto se demuestra está siendo positiva, incluso a pesar de la protestas iniciales y la falta del elevador público. En esta línea, el equipo de gobierno hace hincapié en su intención de mejorar y ampliar la experiencia del cierre parcial el año próximo y avanza que será más ambiciosa.

Y ante quienes critican la excesiva altura que alcanza el proyecto del arquitecto Nicolás Faedo, el gobierno local matiza que se trata de una obra privada de interés público y que hay que esperar a que las obras concluyan. Además, insiste en que la altura se asemeja a la alcanzada por la cercana chimenea del Marítimo y confirma, tras ser revisada, que la licencia de obra para el ascensor concedida en 2011 por el anterior equipo de gobierno fue correctamente otorgada.

El uso del ascensor podría ser de pago

El equipo de gobierno valora en la actualidad la posibilidad de que los usuarios del ascensor público que conectará el puerto con la cornisa del Paseo Marítimo de Maó tengan que pagar por su utilización.

El régimen de uso del elevador aún no está definido, pero se sopesa la posibilidad de que los usuarios abonen un precio simbólico de unos diez céntimos. Para ello se colocarían unos tornos similares a los que existen para acceder al metro mediante los que se controlaría el acceso.

El Ayuntamiento quiere evitar a toda costa que esta instalación con un presupuesto de construcción de 263.500 euros sea objeto de actos vandálicos o de un rápido deterioro por un mal uso.