Mesa. El conseller Huguet, el arquitecto García, el ecologista Camps y el empresario Sánchez - Gemma Andreu

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Una señora del público lo resumió a la perfección: "Así no nos aclaramos". La parte más atractiva del debate sobre la revisión del Plan Territorial Insular, celebrado ayer en el Ateneu, quedó pendiente de resolución objetiva. Los asistentes tuvieron que hacer acto de fe para posicionarse al lado del conseller Cristóbal Huguet o del ecologista Miquel Camps sobre el "rovell de l'ou": la nueva norma abre o no la puerta a construir en determinadas zonas sensibles, de alto nivel paisajístico.

Huguet sostiene que no hay riesgo. Que leyes superiores protegen todo lo interesante que tiene el paisaje de la Isla y que la necesidad de que cualquier crecimiento esté adosado a algo ya urbanizado impide cualquier temor. Camps, por su parte, lo rebate. La Norma Territorial Transitoria en vigor abre la puerta, dice, a eliminar protecciones específicas del PTI que no tienen norma superior que las ampare. Incluso levantó una sospecha concreta, al asegurar que uno de estos espacios donde teme que entren las excavadoras es propiedad de una sociedad que tiene la palabra "golf" en su nombre y ya ha tramitado una serie de obras en sus dependencias existentes. Huguet reiteró que lo protegido, protegido está, "ningún político lo puede desproteger sin cometer una ilegalidad".

Les acompañaron el arquitecto Rafael García, quien puso prisa, "no tenemos nada tras un año y medio", definió la necesidad de flexibilizar algunos aspectos del PTI actual y pidió más margen de maniobra para las moradas en el campo, "hay que legalizar las viviendas y darles valores de sostenibilidad". Sentenció que el futuro es la rehabilitación, la obra nueva es una quimera. Y en un papel algo más secundario Joan Sánchez, de Joves Empresaris, quien reclamó una regulación efectiva, adecuada a los tiempos que corren y sin expectativas exageradas, "el PTI es una pequeña pieza de la crisis".

La intervención de Rafael García dio alas a Huguet en lo rural, ya que el conseller anunció la creación de vías de legalización para viviendas construidas antes de 1956, cuando no se requería licencia, o que sean legalizables, es decir, sin licencia pero sin haber incurrido en algo prohibido. También abrió la puerta a "pequeñas ampliaciones" en ciertos casos. Dejó claro que no habrá patente de corso para que en el campo florezcan nuevos hogares.

En cuanto a las prisas, Huguet dijo que sí hay mucho andado, que ya es más sencillo cualquier trámite relacionado con rústico, no se requiere un farragoso informe, y que hay que ir con cuidado a la hora de tratar asuntos como los asentamientos rurales (los hortales) y las zonas afectadas por sentencias desfavorables, como el caso de CESGARDEN en Son Bou. El conseller aseguró que se está buscando la manera de incorporar los derechos de los propietarios validados vía judicial a la nueva normativa para, ante todo, no tener que acabar pagando un dineral.

Pero sin duda el duelo Camps-Huguet fue lo más movido de la noche, lo que generó aplausos y comentarios "por lo bajini" en la concurrencia. Abrió la sesión el conseller, que dispuso de mucho más tiempo que sus contertulios, con una enumeración de objetivos de la revisión, más o menos conocidos: simplificación, transparencia, información (se podrá consultar on line el estado de un expediente en trámite)... Adiós a los cupos de licencias, hola a una previsión de infraestructuras que garanticen cuestiones como el suministro de agua con visión insular. Anunció una mayor coordinación con los ayuntamientos a través del consorcio para rústico, la creación de las zona de transición en las urbanizaciones y una flexibilidad más amplia a la hora de permitir la construcción de determinados alojamientos turísticos, algo en lo que recibió el apoyo de Rafael García, "en la costa tiene que haber algo más que chalés", una limitación que, dice el técnico, ha acabado creando los pisos de temporada comprados por fieles turistas

Miquel Camps aseguró que el problema en este asunto viene de la campaña electoral, cuando el PP prometió reactivar la economía cambiando el PTI, algo que rebatió negando la relación causa efecto entre plan y crisis. Afirmó que la protección de determinados espacios naturales es necesaria, recomendable y que instituciones como el Consell, el Govern o ASHOME utilizan el resultado de esta protección, playas vírgenes y verde ininterrumpido, en sus campañas promocionales. A los que les acusaron de frenarlo todo, Camps respondió que hay suficiente espacio para crecer dentro del actual PTI.