Carreras. El menorquín junto a su novia, Anna, a la que conoció en Paderborn a principios de 2011 - B.C.

TW
0

De padre mahonés y madre británica, Benjamín Carreras Painter (Alaior, 1986) creció en Menorca hasta que su madre decidió trasladarse a su ciudad natal, Trowbridge. Tenía 15 años cuando llegó al Reino Unido, aunque asegura que el cambio no le resultó especialmente complicado. Allí continuó sus estudios de Bachillerato y, posteriormente, vivió en Berlín durante tres meses gracias a una beca.

Alemania caló fondo en este menorquín, que estudió Económicas y Alemán en la Universidad de Swansea. En el año 2007 regresó de nuevo al país germano, esta vez como estudiante Erasmus. En esta ocasión se instaló en la ciudad de Paderborn, a la que volvió en octubre de 2009, una vez finalizados sus estudios universitarios, para hacer un master en Económicas. Allí conoció a su novia, Anna, y trabajó en el departamento de marketing de la compañía internacional Wincor Nixdorf GmbH, hasta que le concedieron otra beca gracias a la cual pudo financiar sus estudios.

Recientemente, Carreras ha conseguido un trabajo como "junior trader" de divisas y derivados en el banco Fxdirekt y debe trasladarse a Düsseldorf. De momento, reside temporalmente en Essen, a la espera de que su pareja finalice sus estudios el próximo mes de marzo.

Creció en Alaior ¿Tiene buenos recuerdos de su infancia en Menorca?
Sí, muchos y muy buenos. Vivía en Cala en Porter, fui al Colegio Doctor Comas Camps y posteriormente al IES Josep Miquel Guàrdia, donde finalicé la Educación Secundaria antes de irme de Menorca. De mis años en la Isla recuerdo especialmente los recreos en el colegio, las tardes de entreno de futbol y las largas vacaciones de verano.

¿Cuántos años tenía cuando llegó a Inglaterra?
Me faltaban tres meses para cumplir los dieciséis años. En este punto, es importante destacar que soy hijo de un mahonés, Gabriel Carreras Carreras, y de una británica, Janice Painter Mizen. Mi madre es natural de Trowbridge, la capital del condado de Wiltshire, donde nos instalamos en agosto de 2002.

¿Le resultó duro el cambio?
La verdad es que no del todo puesto que conocía muy bien la zona. Mientras vivíamos en Menorca pasábamos las fiestas navideñas y la Semana Santa en casa de mi abuelo materno. Es cierto que dejar a los amigos en la Isla fue duro, pero dado que volvía a Menorca durante las vacaciones escolares, no pasaba mucho tiempo sin verlos. En este sentido, me adapté a la vida en el Reino Unido con relativa facilidad, aunque me costó un tiempo habituarme al clima. En casa seguíamos comiendo cocina española y, con el tiempo, nos acostumbramos a los horarios británicos: cenábamos a las seis de la tarde y desayunábamos como los ingleses ¡Además, el té siempre me había gustado!

Imagino que si su madre era de origen británico, no tuvo problemas con el idioma al trasladarse a Trowbridge...
Mi madre siempre procuró que tanto mi hermano como yo habláramos inglés con ella. Sin embargo, en casa hablábamos normalmente castellano. Es curioso porque mi hermano y yo, a pesar de vivir ambos en el extranjero, continuamos hablando castellano el uno con el otro.

¿Se encontraba a gusto en la nueva ciudad?
Trowbridge tiene un tamaño similar al de Maó y, por tanto, el estilo de vida es muy tranquilo allí. Los inviernos se hacen un poco largos, ya que oscurece muy pronto.

Y en verano, regresaba a Menorca...
Sí. Durante las vacaciones escolares siempre volvía a la Isla. Recuerdo que tenía muchas ganas de volver a Menorca, lo que es muy normal a esa edad. El primer verano no trabajé, pero durante las siguientes temporadas estivales estuve trabajando en el Supermercado Central de Cala en Porter y, del mismo modo, durante los veranos de 2005 y 2006 trabaje en el bar de noche Stop bar, también en Cala en Porter. Además, disfrutaba muy a fondo de las fiestas patronales de Es Migjorn, Alaior y Sant Climent, donde pasaba todo el fin de semana en casa de amigos y familiares.

¿Mantiene contacto todavía con sus viejos amigos menorquines?
Sí. Internet me permitió mantener el contacto fácilmente, aunque con quien más relación tengo es con mi mejor amigo. Todavía hoy nos llamamos regularmente. Asimismo en agosto de 2011, gracias a una reunión muy bien organizada por unas compañeras de clase, nos reencontramos la mayoría de nosotros por primera vez desde que finalizamos la Educación Secundaria. Fue muy bonito porque, a pesar de los años transcurridos, me sentí como antes.

¿Continuó sus estudios en el Reino Unido?
Sí. Aunque después de estudiar el equivalente en Inglaterra al Bachillerato español, me empezó a rondar la idea de marcharme a Alemania. Igual lo llevaba en la sangre, ya que mi padre hizo lo mismo en los años 70. El único problema es que todavía no había cumplido los 18 años. Decidí solicitar una plaza en un programa denominado European Training Services, subvencionado por el programa Leonardo da Vinci. Posteriormente contactaron conmigo para realizar una entrevista a Birmingham y finalmente me concedieron la plaza. Así fue como, en enero de 2005, me marché a Berlín.

¿Cuánto tiempo estuvo allí?
Tres meses. Durante ese tiempo perfeccioné mis conocimientos de alemán en una escuela privada de lenguas donde, curiosamente, me encontré con una menorquina de Sant Lluís. Afortunadamente, había estudiado alemán en el instituto y, por tanto, no me resultó tan complicado, puesto que ya tenía una base. Me alojaba en un apartamento de una habitación en una zona denominada Marzahn, en Berlín del este. Era un barrio poco llamativo por su cultura y más conocido por su elevado nivel de crímenes. No obstante, yo me encontré muy a gusto allí e hice muchas amistades.

¿Qué le aportó esta experiencia lejos de casa?
Fue inolvidable. Yo tenía 18 años recién cumplidos y tuve la oportunidad de aprender mucho sobre diferentes culturas, sobre integración social y sobre el manejo de las finanzas personales.

Posteriormente inició sus estudios universitarios...
Sí. En septiembre de 2005, tras un verano en la Isla, empecé una carrera de cuatro años en Económicas y Alemán en la Universidad de Swansea. Ser universitario en el Reino Unido es algo más que sacarse un diploma. Por ello, es casi un tabú que los jóvenes que están estudiando vivan con sus padres. Yo hice lo mismo, me fui a vivir a Swansea y sólo volvía a Trowbridge durante las vacaciones.

¿Cuándo volvió de nuevo a Alemania?
La carrera incluía un año de Erasmus en Alemania, donde conseguí una plaza de prácticas en una sucursal de Siemens en Paderborn. Por tanto, volví de nuevo a Alemania el curso 2007-2008.

¿Notó mucha diferencia entre Paderborn y Berlín?
Sí, mucha. No hay punto de comparación. Berlín es enorme y puedes llegar a sentirte parte de algo muy heterogéneo, pero la sensación de estar en casa no la tuve nunca, y eso a pesar de pasar allí un tiempo inolvidable. En cambio, Paderborn es más pequeño y, en este sentido, sabes que nunca estás muy lejos de un amigo. Además, hay suficiente oferta de ocio, incluidos tres bares españoles.

¿Se integró con facilidad?
Sí. Hay que distinguir entre un estudiante de Erasmus matriculado en una universidad y uno de prácticas. La rutina del oficio facilita cualquier tipo de integración e incentiva el uso del idioma nativo. Sin embargo, lo que resultó fundamental fue conseguir una habitación en un piso compartido. Recuerdo muy bien que encontré un portal de viviendas de estudiantes en internet, donde envié un video corto en el que me presentaba en mi piso de Swansea junto a mis compañeros ingleses. Acabé viviendo con cuatro alemanes y gracias a ellos llegué a conocer a muchísima gente.

¿Qué labor llevaba a cabo en la sucursal de Siemens?
Hacía prácticas de administración y traductor. Estuve trece meses allí, hasta que tuve que volver a Swansea para cursar el último año de la carrera. Me gradué en julio de 2009. Estábamos en plena crisis económica lo que complicaba encontrar trabajo en el sector financiero. Eso fue lo que hizo que me planteara volver a Alemania para hacer un master en Económicas.

¿Regresó a Paderborn?
Sí. Hacer el master en Inglaterra no era viable por razones financieras y el programa de Económicas de Paderborn me resultó muy atractivo. Además, tenía la ventaja de tener muchos amigos allí, así que la decisión fue muy fácil.

Y se instaló allí de manera más o menos definitiva...
Sí. Empezaba a dominar el idioma aunque, de todos modos, sabía que la situación no era la misma que cuando estuve de Erasmus. Vivía en el mismo piso compartido, pero para financiar el master tuve que trabajar durante mi tiempo libre. Los primeros siete meses estuve trabajando durante media jornada en el departamento de márketing de la compañía internacional Wincor Nixdorf Gmbh, conocida por ser la tercera compañía más grande de hardware y software para cajeros automático. Curiosamente, en Menorca la mayoría de cajeros son de Wincor Nixforf.

¿Qué hizo después?
Tuve que dejar el trabajo en julio de 2010 cuando me concedieron una beca de 16 meses de la DAAD, una asociación que representa a las universidades de Alemania y dispone de becas para incentivar el intercambio de estudiantes europeos. Uno de los objetivos de la DAAD es liberar a los estudiantes de problemas financieros para que éstos se dediquen exclusivamente a los estudios. Por ello, no se permite que las personas que reciben una beca cobren más de 400 euros mensuales. Afortunadamente, me ofrecieron un puesto de diez horas semanales en el Departamento de Métodos Cuantitativos de la Universidad de Paderborn.

¿Qué hacía allí?
Empecé como becario en el Departamento de Estadística de la
Facultad de Administración y Gestión de Empresas. Ejercía como tutor y, dos veces por semana, resolvía y presentaba en clase las hojas de ejercicios a los alumnos. Al finalizar el último examen del máster, me trasladaron al Departamento de Macroeconomía para trabajar con un equipo de investigación sobre la sostenibilidad de la deuda pública en los países avanzados.

¿Cuándo conoció a su pareja?
A mi novia, Anna, la conocí a principios de 2011 en el piso de estudiantes. Ella es natural de un pueblo llamado Warstein, de donde procede la cerveza. Allí viven sus padres y el resto de su familia y solemos visitarlos cuando tenemos algún fin de semana largo. Durante el último año, nos fuimos a vivir a un pequeño piso cerca de la universidad, donde le hice muchas tortillas de patata. ¡Le encantan!

Próximamente se trasladarán a Düsseldorf ¿Qué les ha llevado a tomar esta decisión?
Recientemente me ofrecieron un puesto en el sector privado como "junior trader" de divisas y derivados en un banco privado llamado Fxdirekt. Está localizado cerca de Düsseldorf y, por tanto, nos trasladaremos allí en breve.

Sin embargo, ahora vive temporalmente en una ciudad llamada Essen...
Sí. Me he instalado allí recientemente, puesto que está muy cerca de Düsseldorf. He alquilado un piso de dos habitaciones hasta abril puesto que Anna finaliza el master que está llevando a cabo en marzo. Mientras tanto, empezaremos a buscar un piso en Düsseldorf. No es fácil encontrar algo, puesto que hay mucha demanda. Por lo menos necesitaremos dos o tres meses.

¿Está contento con el cambio?
Me apetece mudarme a Düsseldorf. Tengo un amigo de Paderborn que vive allí y Anna también tiene una conocida. Sin embargo, nos vamos casi a la aventura. Quien sabe, igual nos siguen nuestros amigos de la universidad.

¿Cuál es su función exactamente como "junior trader" de divisas y derivados?
En general, se trata de ofrecer acceso al mercado de divisas y materias primas ejerciendo como broker, cuya función principal es asegurar liquidez a nuestros clientes y un manejo del riesgo apropiado.

¿Visita Menorca con asiduidad?
Ahora ya no soy estudiante y, por tanto, me resulta muy complicado viajar hasta la Isla tres veces cada año. Anna y yo intentamos pasar el máximo tiempo posible en Menorca, pero somos conscientes de que con el tiempo y el trabajo nos tenemos que contentar cada vez con menos. Sin embargo, al tener a la mayoría de la familia en Sant Climent, Maó y Cala en Porter, no se nos escapa ningún verano sin volver. Como ya he dicho antes, tengo además un par de buenos amigos en Menorca y, por ello, intento hacer algunas visitas cortas también en invierno. Tanto tiempo sin pisar suelo español, picotear mientras vemos el fútbol y empezar el día con un cortado por la mañana, duele.

¿Qué es lo que más echa en falta de la Isla?
Además de a mi familia, echo de menos todo lo bueno de Menorca. Desde lo más cotidiano como sus bares, la comida, los menús del día, y los cortados, hasta lo más conocido como su clima y sus calas tan buscadas. La verdad es que sería bonito volver a instalarme en Menorca en un futuro pero, por el momento, lo veo muy lejos de la realidad.


Sugerencias para la sección
"Menorquines en el mundo"
e-mail: msola@menorca.info