Puntos verdes. Desde su entrada en servicio están recibiendo más residuos de los previstos - Gemma Andreu

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Desde el 1 de enero el Consorci de Residus Urbans i Energía de Menorca ha empezado a aplicar tarifas en la Xarxa de Deixalleries, aunque únicamente para las empresas. El objetivo es reducir el coste que ha supuesto para los ayuntamientos la entrada en funcionamiento de estas instalaciones, ya que se han superado sobradamente las previsiones iniciales en cuanto a volumen de residuos. Y es que, según apuntan desde el Consell, las empresas de la Isla "eluden el coste del tratamiento" de sus deshechos, que hasta ahora se hacía en plantas de "triatge" o vertederos, utilizando las "deixalleries" que no están concebidas para este fin.

Desde la entrada en funcionamiento de las primeras "deixalleries", a principios de 2012, el volumen de residuos no ha dejado de crecer. Tanto es así que estos centros para el tratamiento de materiales han quedado "desbordados porque han recibido una mayor entrada de residuos de lo previsto". Así lo explicaba ayer el conseller insular de Economía y Medio Ambiente, Fernando Villalonga, quien considera que "no deben pagar justos por pecadores". Se refiere a que "llevando sus deshechos a las 'deixalleries' las empresas se ahorran unos costes que acaban pagando los ayuntamientos, que son todos los ciudadanos". Más aún cuando "las empresas ya suelen cobrar por los traslados de residuos voluminosos".

Quejas de ayuntamientos
Villalonga explicó que la medida ha venido motivada por las quejas llegadas de varios ayuntamientos menorquines por los costes excesivos del servicio, debido a este incremento desmesurado de residuos. "Se quejan de que las empresas han dejado de ir a la planta de 'triatges' y al vertedero, y esto, a parte de colapsar las 'deixalleries', supone un coste" para las economías locales, que acaba repercutiendo en el bolsillo de los ciudadanos.

El conseller de Medio Ambiente señala que "la eliminación de residuos tiene un coste, y los ayuntamientos tienen que encontrar la manera de que sea lo más económico posible".

A su vez, Villalonga afirmó también que "éste no es un problema exclusivo de Menorca, ha sucedido en todos lados. La gente espabila y acude a 'deixalleries' en lugar de dirigirse a vertederos".

Jardines y obras
El dirigente insular explicó que los materiales que más llegan a las "deixalleries" son los restos de poda y los deshechos del sector de la construcción. De ahí la inclusión de estos residuos en las nuevas tarifas, junto a otros como toners de impresora y fotocopiadoras, voluminosos (muebles, electrodomésticos), maderas y tejidos.

Sobre los anuncios publicados por el Consorci, que dejaban lugar a algungas dudas, Fernando Villalonga aclaró que estos precios no afectan a los particulares.

"Las tarifas están enfocadas al control de las empresas que colapsan las 'deixalleries' y eluden el pago, no a los ciudadanos que puedan llevar una nevera o un colchón viejos". Así, tampoco debe preocupar lo especificado en el texto del anuncio de que los residuos aportados por los particulares no deben superar la capacidad de un turismo. "Es una forma de controlar el acceso de camiones de empresas".

Por contra, los particulares sí deberán abonar una tarifa en el caso de los materiales los denominados peligrosos. Es decir, aerosoles y botes de barnices, pinturas y disolventes, tanto vacíos como con restos de producto. "Para estos residuos siempre se ha cobrado una tasa, no es nuevo. Porque su tratamiento es más complejo", señala Villalonga, quien espera que esto no lleve a los ciudadanos a tirarlos en la basura. "Eso no debe suceder", concluye.