Payés - Gemma Andreu

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A pesar de las dificultades por las que está atravesando el campo menorquín, su futuro está en buenas manos. Las jóvenes generaciones de payeses, muchos de ellos con el título de Formación Profesional en su macuto, obtenido en Sa Granja, lo aman y lo sienten como muy suyo, y están convencidos de que con apoyos y otra mentalidad más sensible a sus necesidades, logrará subsistir e incluso crear riqueza; ellos solo piden que el campo de Menorca no se convierta en una bonita postal, sino que se sea parte importante del desarrollo socio económico de la Isla.

Últimamente las cooperativas Sant Llorenç de Alaior y Sant Guillem i Santa Escolástica de Ciutadella se han fusionado creando la Cooperativa Agraria i Ramadera de Menorca, de la que Carlos Taltavull Bosch, es su presidente.

Siempre, se dice como introducción, he vivido en el campo, primero en el predio Torre d'en Quart, del que mi padre era 'l'amo' y luego en Ses Arenetas. En el primero de ellos reemplacé a mi padre cando se jubiló, hasta que a los 24 años de edad me hice cargo del actual; como puede ver siempre en el campo y en la misma área rural.

¿Dónde cubrió la etapa escolar?
Estudié toda la EGB en Ciutadella y luego, al finalizar este ciclo obtuve el título de Formación Profesional Agraria en Sa Granja, en Maó.

Y su vinculación al mundo del cooperativismo ¿cuándo se produjo?
Siempre estuve vinculado a él, lo consideraba interesante y era socio de la Cooperativa de Ciutadella y en un determinado momento me propusieron me convirtiera en miembro del consejo rector, acepté el cargo y de ahí hasta convertirme en presidente.

¿Cómo se produjo la fusión entre las dos cooperativas, me refiero a la de Alaior y la de Sant Guillem i Santa Escolástica, es decir, la que usted presidía?
Las cosas del campo van cada vez peor y había que hacer algo para que esta dinámica cambiase. Una de las características de ambas cooperativas era la de suministrar a los socios todo tipo de abono, semillas y demás pero esto no era suficiente, había que ir más allá y entramos en contacto pero con el propósito inicial de encontrar nuevas vías que abaratasen las ofertas a nuestros socios.

Y de aquí se pasó a la fusión.
Sí, aunque tal propuesta llegó tras un largo proceso de estudio; ellos, me refiero a la Cooperativa Sant Llorenç, habían empezado a comprar productos elaborados por sus socios para comercializarlos directamente, y la idea, al sernos presentada, nos llamó poderosamente la atención porque lo importante es hallar fórmulas que nos permitan aumentar los beneficios … fuimos haciendo camino y llegamos a la conclusión de que juntos tendríamos más fuerza para conseguir el mutuo deseo de abaratar costes y obtener mejor rentabilidad de nuestro trabajo.

Me imagino que estudiaron todas las posibilidades habidas y por haber, ¿conversaciones de largo recorrido?
Entre 7 a 9 meses y lo estudiamos todo. Visitamos otras cooperativas para conocer 'in situ' su forma de trabajar; analizamos si era o no viable introducir determinados cambios y llegamos a la conclusión de que la fusión era una solución teóricamente perfecta.

¿Cuál fue el siguiente paso?
Trasladar la propuesta a los socios de ambas cooperativas. Previamente habíamos solucionado la parte burocrática del acuerdo y presentamos la alternativa a los interesados y en las dos asambleas salió positivo; y tras conseguir la luz verde para la fusión, cumplimentamos todos los tramites y requisitos indispensables.

Y su elección como presidente, ¿cómo se produjo?
Los dos consejos rectores presentamos, en cada asamblea, la lista de los socios que integrarían la nueva directiva, mitad y mitad por bando y fue entonces, cuando me propusieron a mí como presidente.

De este largo camino ya recorrido, ¿cuál ha sido la lección aprendida más destacable?
Todo el proceso ha sido interesante pero la lección más importante para mí ha sido el haber constatado que hay personas con una gran capacidad de diálogo, virtud que todos deberíamos aprender, especialmente los políticos.

¿Es posible vivir del campo?
Resulta difícil sobre todo empezar de abajo, hacerlo como una experiencia nueva. La respuesta más exacta es que del campo se sobrevive y que dedicarse a él requiere mayor vocación que en la mayoría de oficios.

El régimen de aparcería que viene aplicándose en Menorca, ¿es un modelo que debe desaparecer o modificarse?
La tierra hoy está muy cara, esta es la realidad. Si Ses Arenetes fuesen de mi propiedad mi presente y mi futuro serían otros, pero las cosas son como son.

El sistema actual, el de régimen de aparcería, lleva muchos años existiendo y se mantiene vigente, lo cual demuestra que tiene algo o mucho de bueno; además en este mercado, como en todos, debe existir un 'tira i afluixa' para que las dos partes, propietario y payés, salgan beneficiados.

La supercooperativa, la llamaré así, ¿es un paso importante para sobrevivir o para conseguir una mayor estabilidad?
La intención es que sea una ayuda más o menos importante para reactivar este sector que precisa de una reestructuración y la colaboración de todos.

¿Cuántos socios?
Unos seiscientos, aunque todavía no hemos alcanzado dicha cifra pero ya la rozamos.

¿Cómo funciona?
Cada socio al inscribirse abona una cuota, pero solo una, la de entrada, por lo demás contamos con un gerente y un director comercial y la junta directiva o consejo rector. La gerente es Tònia Bosch, que ejercía dicha labor en la cooperativa de Ciutadella y el cargo de director comercial está en manos de Tolo Mercadal, de la cooperativa de Alaior.

Gente experimentada capaz de asumir dichos retos y superarlos.

Sí, y nosotros confiamos plenamente en ellos. Ahora el reto más importante está en el área comercial y con la experiencia de la tienda, que ya opera en Alaior, conseguir ampliar esta oferta en Ciutadella.

¿Cuál sería el marco ideal?
Subir la rentabilidad, es decir, el tanto por ciento del beneficio, porque todo sube … pero lo ideal, lo realmente importante, sería conseguir abaratar costes y que los beneficios subieran.

Ser payés, vivir en el campo y del campo, ¿requiere vocación?
Sin duda alguna, de carecer de ella en cuatro días el campo estaría vacío. Un factor positivo a destacar es que aquí, en Menorca, los payeses, la media de edad de casi todos nosotros, es la más joven de Europa y esta realidad puede ser decisiva en el futuro, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de nosotros poseemos el título de Formación Profesional.

Hoy vivir en un predio o hacerlo en la ciudad, dadas las mejoras realizadas en caminos y demás, es relativamente igual, aunque la calidad de vida sigue siendo diferente, ¿cuál prefiere?
Vivir aquí, en el campo. Es cierto que el trabajo es mayor, porque siempre hay algo por hacer y debemos aprovechar el tiempo al máximo, pero hay factores que hacen que nuestro trabajo no sea monótono, porque cada día es diferente. Además la calidad de vida es otra, aquí se disfruta de cosas que en la ciudad pasan desapercibidas, la soledad bien entendida, los cambios que la naturaleza te ofrece, y no digamos de los amaneceres o de las puestas de sol. Yo me decanto por vivir en el campo.

Al margen de lo que es su mundo, ¿tiene alguna afición?
No muchas, veo, a través de la televisión, algún partido de fútbol, pero no me considero aficionado; me gusta escuchar música y poco más. Lo que sí me agrada es pasear, ver las singularidades del campo y sus constantes cambios, pero no soy cazador, como muchos de mis colegas.

Los dos hijos, ¿sienten su misma vocación?
La niña es todavía muy pequeña, está en plena fase escolar, pero mi hijo, que ya tiene 19 años, sigue mis pasos, posee la Formación Profesional Agraria y trabaja aquí, a mi lado, 'com a missatge', y le gusta; posiblemente engrosará la lista de los trabajadores agrarios.
Una de sus debilidades, según me ha dicho, son las vacas, su crianza, la mejora de la raza, en fin todo lo relacionado con el mundo de la ganadería.

Si, seguir su desarrollo, su crianza, su mejora; pero también me gusta cuidar del caballo sobre todo para salir en la qualcada en las fiestas de Sant Joan.

Para un ciutadellenc Sant Joan es especial...
Lo es, y si eres payés y puedes ejercer este derecho, mucho más.

Una pregunta especial. Si saliera agraciado por un superpremio, ¿seguiría en esto?
Yo seguiría siempre y cuando dependiera solo de mí, porque la familia también tendría algo que decir; seguramente seguiría pero de otra manera, más relajada, pero decidiríamos entre todos.

En ocasiones pienso que la situación actual es para echarse a temblar o a llorar. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Que está muy complicada, pero toda ella, sin saber por donde agarrarla y como acabará; en mi sector, en lo que se refiere a la agricultura y ganadería, los beneficios, lo repetiré una vez más, son escasos y las perspectivas no demasiadas halagüeñas, pero hay que seguir confiando en que esta difícil situación irá mejorando para todos.

Habrá que echar mucho coraje pero, ¿remontaremos la crisis?
Apuesta por el sí, no solo porque lo deseo ardientemente, sino también porque sigo confiando en la capacidad creadora del hombre.

¿Cuál es el futuro de la Isla?
El futuro de Menorca pasa por buscar y hallar alternativas que nos permitan mejorar el nivel de producción global. No basta con solucionar un determinado sector o dedicarle todos nuestros esfuerzos, sino ampliar nuestras expectativas, ser más creativos y capaces de compartir experiencias porque sin una acción común no conseguiremos un futuro mejor.

¿Aunaría turismo, agricultura, ganadería y demás sectores?
Por descontado que sí. Hoy la construcción, pondré como ejemplo, está en horas bajas y si consiguiéramos aunar todos los sectores campo, turismo, industria, etcétera, la construcción recuperaría su actividad, posiblemente en menor grado que antes, porque hubo un tiempo en que ese sector se desmelenó.

Hay problemas de urgente solución, como el transporte aéreo, ¿prioridad a solucionar?
Sí, es un problema que tratándose de una isla, como es nuestro caso, requiere prioridad y el esfuerzo de todos para alcanzar una solución lógica y beneficiosa para los menorquines.

Para un payés involucrado en el desarrollo de Menorca, como es su caso, ¿cuál es el futuro de nuestra isla, especialmente el del sector agrícola-ganadero?
Depende del grado de compromiso que seamos capaces de asumir. Si todos los sectores productivos trabajamos en la misma dirección las perspectivas de futuro son relativamente optimistas, de lo contrario seguiremos vegetando.

La nueva cooperativa, ¿aspira a ampliar su radio de acción convirtiéndose en un suministrador del sector hotelero?
Sí, por ello dije que nuestro departamento comercial tiene un gran trabajo a realizar porque debe abrir nuevos mercados. Pienso que el turismo ha de convertirse en un referente y de hecho ya hay hoteles que apuestan decididamente por la calidad y ya son, en cierta medida clientes nuestros.

Con ello consiguen que…
El turismo haga algo por el campo.

Entiendo que la Cooperativa Agrària i Ramadera tiene un doble objetivo, abaratar costes y ampliar el margen de beneficios. ¿Es tal como digo?
Efectivamente, por ello buscamos que el sector hotelero sea uno de nuestros clientes preferentes.

Cuando la Cooperativa opere al completo, ¿adquirirán de sus asociados sus productos tal como viene haciéndolo en la tienda de Alaior?
Por supuesto, pero bajo un estricto control de calidad. Solo compraremos aquellos productos que garanticen la calidad, porque el mejor reclamo publicitario se fundamenta en la calidad del producto.

Al 2013, ¿qué le ha pedido?
'Salut i feina' y que la Cooperativa sea una realidad cada vez más consolidada.

Y a la vida, con una hija en edad escolar y un hijo dispuesto a echarle una mano, ¿qué le pide?
Que el número de parados decrezca, que la actual situación, crispada y de crisis, vaya mejorando; por lo demás, lo dicha anteriormente, salud y trabajo para todos.

Un payés, un cooperativista que con su constante trabajo intenta que el campo menorquín dé un paso al frente.