Becada. La candidata al doctorado, ayer en las calles de Maó, durante una pausa en su trabajo - Gemma Andreu

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Desde su California natal a la Universidad de Texas y de allí el salto a Europa para sumergirse en los archivos del Reino Unido y de una pequeña pero estratégica colonia de la metrópolis en el siglo XVIII: Menorca. Este ha sido el recorrido de una joven historiadora norteamericana, Alexis Harasemovitch Truax, que estos días se encuentra investigando en el Archivo Histórico de Maó a la búsqueda de datos, fechas y documentos con los que elaborar su tesis, ya que se prepara para doctorarse en Historia y su proyecto "Subjects at Sea: Navigating Power in British Mediterranean, 1661-1815" está dedicado al dominio británico en Tánger, Gibraltar y Menorca.

A punto de cumplir 30 años, esta licenciada en Historia por la University of Texas at Austin, empezó a idear su tesis hace dos años, aunque se dedica a ella a tiempo completo desde junio de 2012 y ha obtenido becas de diferentes instituciones, tanto de Estados Unidos como del Reino Unido, para poder viajar y dedicarse a preparar el doctorado.

Alexis espera convertir su trabajo en un libro y se ve, en un futuro, como investigadora de la historia o como profesora. De momento, y pese a que la Isla está iluminada estos días por el sol radiante de la primavera, la joven lamenta no poder hacer turismo pero prefiere disfrutar de toda la información que le ofrece el Archivo Histórico de Maó, donde pasa mañanas y tardes tomando sus notas.

"Estaba interesada en el concepto de imperio y quería estudiar sobre ello, por eso he escogido este tema para mi investigación", asegura la candidata al doctorado. "Lo que más me atrae es conocer cómo vivía ese imperialismo la gente corriente y cómo negociaba con ese poder, especialmente los navegantes y también los gobiernos locales", explica en un receso de su trabajo diario.

En la actualidad Alexis Harasemovitch reside en Londres, donde también lleva a cabo la búsqueda de documentación sobre el Imperio Británico en el Mediterráneo, con consultas en los Archivos Nacionales del Reino Unido, la Biblioteca Británica y el Museo Nacional Marítimo de Greenwich.

Pero en su opinión, hay muchos trabajos sobre los grandes imperios que se centran en las capitales donde se hallaba el poder central, y menos investigaciones que abordan la vida en la periferia de esos imperios, que es precisamente lo que a ella le llama más la atención. Confiesa que antes de empezar su trabajo poco o nada sabía sobre Menorca, pero en el tiempo que lleva aquí, tan solo una semana para después continuar su viaje hacia Gibraltar, ya ha descubierto algunos hechos interesantes. Como por ejemplo que un zapatero menorquín se hizo con un pase británico que protegía de los ataques de piratas del norte de África y luego lo vendió a un navegante genovés; o que el adiós definitivo de Menorca como parte del imperio fue vivido como una "gran pérdida" por la población inglesa.

Es conocido que el gobierno británico juzgó y ajustició al almirante John Byng por no haber defendido con suficiente ahínco y haber perdido Menorca a manos de los franceses en 1756.

En su breve estancia en la Isla, la joven historiadora ya ha llegado a una primera conclusión: "Creo que los menorquines no estaban muy preocupados por quien ostentaba el poder sino que intentaron vivir lo mejor posible" durante las distintas dominaciones de un siglo tortuoso.