W.F.C.I. Algunas personas que le conocen afirman que el presunto autor del homicidio es una persona muy tranquila y que nunca ha creado problemas. - Gemma Andreu

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Un hombre de 23 años, M.A., murió ayer en Maó, a causa de varias puñaladas recibidas en tórax y cuello, y que habrían sido ocasionadas, presuntamente, por un varón de 34 años que responde a las iniciales W.F.C.I., que se encontraba en el domicilio del fallecido cuando sucedieron los hechos.

Sobre las 17.15 horas, vecinos de la calle Maria Lluïsa Serra alertaron a la Policía Local de Maó de que en una vivienda del número 91 se estaba produciendo una fuerte discusión, altercado que fue comunicado a la Policía Nacional, que se personó en la vivienda 4-A del edificio. Al llamar a la puerta, abrió un hombre que manifestó haberse peleado con su amigo. Fue cuando los agentes encontraron al joven tendido en el suelo del salón, con varias puñaladas en tórax y cuello y que no presentaba constantes vitales. Tras requerir la presencia de personal sanitario, estos no pudieron más que certificar el fallecimiento del chico.

La Policía Nacional detuvo a W.F.C.I, de 34 años y de nacionalidad colombiana, como presunto autor del homicidio de M.A, un ciudadano marroquí de 23 años. Alrededor de las 17.30 horas, W.F.C.I. fue trasladado a la Comisaría de Maó, a la espera de que hoy tome declaración ante el juez. Mientras, en el edificio se esperaba la llegada de la autoridad judicial para el levantamiento del cadáver, que se produjo a las 20.05 horas.

Incertidumbre y espera

A partir de las 17.30 horas, la calle Maria Lluïsa Serra quedó custodiada por varias patrullas de las policías Local y Nacional, que precintaron el acceso al edificio.

Frente al inmueble se congregó medio centenar de personas. Entre los presentes, algunas fuentes explicaron que la policía se llevó al presunto autor del crimen esposado, sin camiseta y ensangrentado. Algunos que le conocían afirmaron que se trata de un hombre muy tranquilo, que nunca había ocasionado problemas y que es árbitro de futbol.

La noticia de estos hechos corrió como la pólvora, tanto en la calle como en las redes sociales. El asombro era general, por tratarse de un suceso desagradable y muy poco habitual en un lugar como Menorca.