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Francisca Quevedo Soldado, de 73 años, es la viuda desde hace dos años de Sebastián Marqués, el jubilado que vendió el solar de las ratas al empresario mallorquín Antonio Picó. Afirma estar "muy afectada y dolida" por todo lo que se escribe y dice sobre su marido y el caso, por lo que ha acudido al diario "Menorca" para dar su versión de los hechos. No quiere fotografías porque dice "estar cansada" de los comentarios de la gente, "sólo quiero vivir tranquila", recalca.

La viuda afirma que su marido vendió el solar de las ratas plenamente consciente de lo que hacía y niega que existiera ninguna presión de Llorenç Casasnovas para que Sebastián Marqués lo vendiera. "Hacía décadas que mi marido quería desprenderse de este solar y nunca había podido porque el Ayuntamiento siempre le decía que era una zona deportiva. Tenía ese solar y en cambio toda la vida tuvo que pagar el alquiler para vivir en una casa".

Recuerda que su marido vendió el solar de las ratas, de 109 metros cuadrados, por cuatro millones de pesetas (24.000 euros). "La operación fue de mutuo acuerdo entre mi marido y el comprador, incluso después de haber firmado, mi esposo llegó todo contento a casa porque al fin se desprendía de un solar que nunca había podido vender ni construir", explica.

"Aún llevo el disgusto de la muerte de mi marido y escuchar los disparates que se dicen aún me disgustan más". Señala que con el dinero de la venta del solar, su marido pudo comprarse un aparcamiento para su coche y que "estaba contento con la operación. Llorenç Casasnovas le hizo un buen favor". Antonio Picó compró el terreno en 2005.

Tras la operación de compra-venta, el equipo de gobierno del PP-PMQ llevó al pleno la propuesta de permuta del solar de las ratas por 106 metros cuadrados edificables en la calle Glosador Vivó. La operación fue retirada de la sesión plenaria en el último momento. No obstante, PSOE y PSM se personaron como acusación particular al apreciar indicios de delito y se inició el largo proceso judicial que terminó con la condena de los dos exconcejales y técnicos de Urbanismo.

Según Francisca Quevedo, su marido "nunca contrató ni pagó" al abogado que ejerció la acusación particular en nombre del fallecido. Se refiere a que pudo ser una iniciativa personal del letrado por su amistad con la familia.