Siega. El ‘amo’ de S’Estància de Can Siano cosecha un campo de avena y ray-grass - Paco Sturla

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La payesía ha comenzado la época de siega. El mosaico esmeralda de los campos menorquines tiene los días contados y el trabajo se acumula. El trasiego de tractores es incesante para recoger la que muchos ya han bautizado como "la mejor cosecha de los últimos años". "Será excelente", resalta Pau Bosch, secretario general de Federación Agrícola y Ganadera de Menorca (FAGME). Y es que aunque el invierno no fue excesivamente lluvioso, en primavera lo hizo "cuando tocaba y de la forma que tocaba" y a todo ello se sumó una temperatura benigna. El resultado salta a la vista. Campos exuberantes cargados de cebada, ray-grass, avena, e incluso en algunos puntos hasta de trigo. Y al contrario de lo que pueda parecer, Bosch explica que este año no se ha plantado más, simplemente la Isla está más verde porque los campos que antes apenas producían ahora tendrán un rendimiento mayor. Las inciertas siembras de diciembre y enero dan ahora sus esperados frutos.

Las cosechas de las próximas semanas permitirán llenar "ses paisses". Se espera que los precios del forraje bajen hasta un 20 por ciento. Si el año pasado algunas balas de 20 kilos se pagaban a 6 y 7 euros, ahora oscilarán entre los 4 y 5 euros. Bosch insiste, no obstante, en que el payés deberá seguir comprando pienso para enriquecer el aporte alimenticio del ganado, si bien también se permitirá el extra de proporcionar a sus animales más forraje, al contar con más reservas y de mayor calidad que años atrás. Pero antes de llenar el granero y hacer cuentas, hay que segar. El trabajo en los "llocs' no parará hasta julio, cuando todos los campos estén cosechados y el grano trillado.

El 'amo' de S'Estància Can Siano en Es Mercadal ha comenzado a las ocho de la mañana a segar una "tanca" de avena y ray-grass. El día será largo y el sol aprieta. Le esperan otros campos y otros trabajos que no finalizarán hasta entrado el verano. El payés está contento porque este año logrará sacarle a la tierra que durante tantos años ha cultivado más forraje, más grano, más rendimiento. "Hago el mismo trabajo de siempre; siembro, siego y rastrillo, pero ahora recojo más producto, tengo más comida. El resultado es mejor", explica satisfecho. "Si de esta finca saco habitualmente 35 balas de heno, posiblemente en esta ocasión obtendré 50", agrega. "Este año tendremos una de las mejores cosechas de los últimos años", añade complacido. "Ha llovido en abril, cuando tocaba. La tierra está fuerte y se ve el grano", remarca mientras entre sus manos desmenuza unas briznas de avena. De momento, el ray-grass y la avena que ha comenzado a segar servirán para hacer balas de seco que aportan fibra al ganado en los meses de invierno. Señalando otro terreno cercano comenta que hará balas de silo, un forraje fermentado en plástico que permite retener las cualidades nutritivas del pasto original, muy utilizado en verano, cuando no hay pastos verdes y los animales necesitan mayor alimento. De otras parcelas más productivas piensa sacar grano para poder plantar el próximo año y resalta que algunas de las "tanques" afectadas por la plaga de conejos se han recuperado. Los payeses que arriesgaron y volvieron a sembrar han logrado una cosecha, aunque a mayor coste.
Con un hasta pronto se despide y sube enérgico de nuevo al tractor. El verano será largo y a principios del otoño volverá a preparar la misma tierra para reanudar de nuevo el ciclo de la siembra y la siega.