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El próximo viernes una mariposa se posará en el principal en una historia que, con una base de hechos reales, hará que más de un asistente a esta representación salga con los ojos enrojecidos; seguro que Puccini buscaba tal reacción ante la triste historia de su Butterfly que, como ya habrán adivinado es la ópera que se representará en el Teatre Principal Madama Butterfly para ser precisos.

No descubro ninguna teoría si les recuerdo que Giacomo Puccini es en el terreno operístico el gran creador de personajes femeninos; en su producción, que por otra parte no es tan extensa – una docena de óperas – recorre a través de Minnie (La Fanciulla del West), Floria Tosca (Tosca) , Mimi (La Bohème), Magda (La Rondine) o la misma Turandot un camino de momentos en que se encuentra el elemento femenino frente a diferentes situaciones amorosas. Tal vez Cio-Cio San, que tal es el nombre de nuestra protagonista sea el más enternecedor por su doble condición de madre y mujer enamorada a la vez que abandonada por el ser amado. En Butterfly hay una evidente colisión de dos mundos: el gran imperio americano y el oriental que como canta la protagonista en un momento determinado "aman y valoran las cosas pequeñas pero sinceras".

Se cuenta entre las leyendas urbanas en torno a Puccini que, ya viviendo en el pequeño pueblo llamado Torre del Lago y que ahora ha añadido a su topónimo genérico el nombre de su ilustre habitante (Torre del Lago-Puccini), siendo como era un hombre de posición holgada ya que fue muy reconocido en vida, cuando algún vecino necesitaba de su ayuda llevaban a una muchacha de voz aceptable para que cantara la famosa aria de esta ópera Un bel dí vedremo bajo la ventana del compositor asegurándose así que se levantara de buen humor y con mejor disposición a la generosidad. Esto revela la preferencia del compositor por la frágil figura de la japonesita que se enamora del oficial americano Pinkerton ,que acepta casarse como si fuera un juego y afirmando que lo que espera en realidad es su verdadera boda con una muchacha americana.

Butterfly tiene en la ópera sólo dos amigos fieles, su criada Suzuki i el Cónsul americano. La primera provee a la inocente enamorada del necesario apoyo en los años de Abandono mientras que el segundo representa toda la sensatez de la que carece el protagonista masculino...obviamente el cónsul es ignorado. En esa historia no se preocupen por tomar partido y no se culpen si en medio de su aria final Addio fiorito asil ustedes ya odian a Pinkerton para siempre porque en este momento ya intuyen el trágico final.

En la representaciones del Teatre principal tendremos doble ración de emotividad.

Butterfly se despedirá del que ha sido su amigo, el cónsul, en tantos escenarios internacionales amén de tantos otros personajes de la cuerda baritonal: Scarpia, Falstaff, Jago, Gianni Schichi, Amonasro...Joan Pons .

A cualquiera le llega el momento de disminuir la actividad que ha sido el motor de su vida y a decir verdad que la lengua italiana, tan querida a nuestro admirado barítono que la ha hecho suya sobre los escenarios, tiene, digo el italiano, una expresión lingüística que creo, aún a riesgo de caer en el tópico de lo cantarina que nos suena esta lengua , es la que mejor refleja una retirada de lujo para un artista .

Dicen, en el país de la ópera, de un artista cuando se retira en plenas facultades canoras que " si ritira in bellezza". Hay término mejor para una retirada de escenarios que nadie hubiera osado ni sugerir dado el extraordinario estado vocal de Joan Pons. Esa voz que añade al timbre oscuro de su tesitura una dicción y una expresividad dramática que da su justo grado de maldad al personaje malvado, su justo nivel de ternura, si es el caso, o su comicidad absoluta siempre desprovista de cualquier histrionismo, si es Gianni Schichi o el caballero Falstaff quienes lo requieren. Pasará mucho tiempo en que los aficionados a la ópera nos encontraremos pensando en medio de una representación :"ese cónsul lo hacia mejor Joan".