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Autoficha

Me llamo José de la Torre, y el 1 de septiembre he cumplido 65 años. Soy de Barcelona y llevo 56 años en Menorca. Mi mujer es Catalina Femenia, y tengo una hija, Elisabet. El 1 de noviembre de 1973 entré como policía local en Maó, y unos meses después, el 10 de abril de 1974, me casé. He sido policía durante 40 años, y ahora acabo de empezar mis "vacaciones permanentes" con la jubilación.

¿Cómo se siente?
Me siento contento y alegre, por haber estado estos 40 años desempeñando un trabajo que me ha gustado, ayudando al ciudadano, con sus ilusiones e inyecciones diarias de mis propios compañeros, aunque también con ingratitudes, porque el ciudadano a veces no comprende nuestra labor. Pero creo que he hecho lo que tenía que hacer, y esto me da la satisfacción de haber llegado hasta aquí.

¿Qué es lo mejor de este trabajo?
Para mí, todo es bueno, aunque hay cosas mejores que otras. Lo mejor es la ayuda al ciudadano, aunque no nos tenemos que engañar, uno de nuestros problemas es que tenemos que hacer cumplir las normas, y para ello hay que ser represivo. La función del policía se basa en cuatro pilares, la prevención, la asistencia social, la información y, por último, la represión. Y cuando llegas a lo represivo, duele y hace daño.

¿Cómo ha evolucionado la sociedad en estos 40 años?
Yo he vivido todas las épocas, la dictadura, la transición con la UCD, y la de ahora, de democracia. Y es como una ley del péndulo, hemos pasado de un lado al otro, sin término medio. En tiempos de Franco había mucha represión por parte del policía, que tenía mucha fuerza y le temían, porque prácticamente hacía lo que le parecía, sin basarse en muchas normas. Ahora, en cambio, tiene poca fuerza. Y se han perdido mucho los valores. Antes, la juventud te respetaba, y ahora se rebota, con falta de educación, y no solo a la autoridad, sino a los mayores y a las otras personas.

¿Hay casos que le han marcado?
Puedo contar muchísimos. Algunas que recuerdo son los siete años que he estado como instructor de expedientes sancionadores, y he vivido casos muy duros. Uno de los últimos, el de una mujer joven a la que habían puesto 200 euros de sanción por aparcar en doble fila, para subir cajas a casa de su madre después que el banco le hubiera quitado el piso. Su madre la ha acogido, ella y su marido están en paro y tienen un niño de 4 años. Era una fortuna para ella, pero no pude hacer nada, y fue duro.

Sus compañeros y el Consistorio le han brindado un homenaje.
Sí, estoy muy agradecido. Hice un escrito despidiéndome del personal del Ayuntamiento para transmitir mi nostalgia y mi agradecimiento, porque he vivido 40 años en esa casa. Y me hicieron una despedida muy bonita. Y el día 28 me han preparado una cena.

¿Se va con la conciencia tranquila?
He tenido un defecto grande, algo que no he sabido solucionar. He antepuesto el trabajo a la familia. Y tengo que agradecer públicamente a mi mujer que siga siendo mi esposa, porque si hubiera sido al revés, creo que no lo habría soportado. Porque he fallado en días muy determinados, en muchisimas ocasiones. Por eso, la jubilación me soluciona un problema, y a partir de ahora voy a dedicarme plenamente a mi esposa.