El Claustre del Carme acogió ayer un festival de apoyo a los docentes y a la manifestación de hoy - Gemma Andreu

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Mientras sindicatos y Govern negocian sobre la aplicación del decreto, el controvertido TILya es una realidad en las aulas de las Islas. Entre el maremagnum de la huelga indefinida, ya se están impartiendo materias no lingüísticas en inglés.

Algunos directores confesaban esta semana que con el embrollo habían avanzado poco en el desarrollo del TIL, algo a lo que tampoco ayuda el hecho de que falten por cubrir algunas plazas o que los docentes asignados no dispongan de la titulación necesaria. En estos casos, se aplica la distribución equilibrada de lenguas, es decir, la materia se tiene que impartir en catalán y castellano, pero nadie sabe bien como, si una clase de cada, media hora y media hora, medio curso y medio curso. «Esto es un despropósito pedagógico», comenta una docente.

Quienes ya han dado clases en inglés explican que las caras de asombro de sus alumnos son elocuentes. Hay estudiantes que ni sabían el motivo de tal anomalía lingüística y quedaron perplejos. En ciertos niveles, el inglés se combina con el catalán, como recurso o por desesperación esporádica ante la falta de comunicación efectiva.

La preparación de las clases es más compleja, hay que revisar el material y reforzar el vocabulario y la pronunciación. Algunos docentes se apoyan más en recursos como la gesticulación o los materiales audiovisuales. En un instituto una profesora de inglés se ha reservado unas horas, a costa de otras funciones, para entrar en las clases donde se aplica el TILy echar una mano.

Un recurso habitual es detectar al alumno más espabilado del aula en este sentido y emplearlo como traductor ocasional, es decir, lo entiende y lo repite en catalán. A pesar de todos esfuerzos, existe unanimidad en que la comunicación no es fluida, «Están muy perdidos, ponen una cara de asustados... No te entienden, no te pueden seguir», explica una docente que imparte clases en inglés.

El temor de los profesores es que si ahora no los entienden, ¿qué ocurrirá cuando tengan que realizar un trabajo o contestar las preguntas de un examen? «Existe el riesgo de que se desmotiven y los acabemos perdiendo, los padres tienen que comprenderlo». Lo más triste, comenta una docente, es la falta de interacción, que ni sean capaces de responder a la pregunta «Do you understand?» A algunos padres su hijo ya les ha dicho aquello de «no me he enterado de nada», ni de si les habían puesto deberes.

La desesperación del alumno llega al extremo de que en una clase uno propuso a la profesora: «Haga la clase en catalán y nosotros no se lo decimos a nadie». Yes que en un aula hay mucha diversidad, ratios altas, distintos niveles de conocimiento de inglés e incluso alumnos con necesidades educativas especiales, que necesitan docentes de refuerzo (cada vez más escasos)que igual no saben inglés. «Es como dar una misma medicina a distintos enfermos», dice una profesora de inglés que ha asesorado a compañeros en la preparación del material para ESO, «es mucho trabajo, y para que ahora acabe siendo voluntario, es una constante improvisación». Niega que el B2 sea suficiente para el TIL.

Una docente de Educación Física trató de explicar un simple juego «y solo me entendió uno», por lo que se resigna a que «tendré que bajar el nivel». Ella se ha beneficiado del TIL, le asignaron la plaza por tener el B2, pero no por ello deja de ser crítica, «los profesores nos podemos preparar, pero los alumnos no están capacitados».

«Si impartimos la materia, no podemos enseñar un idioma al mismo tiempo», explica otro docente con experiencia en dar clases en inglés en FP en cursos anteriores (así lo contempla la LOE), y eso que contaba con refuerzos y no se trataba de todas las horas del módulo, «se avanza muy poco, impartir toda la materia en inglés sería imposible». Otros docentes consultados han participado en programas como British Council o Secciones Europeas. Rechazan cualquier equiparación con el TIL. Explican que los dos programas anteriores de inglés contaban con docentes preparados, de apoyo e incluso nativos. En el British Council los alumnos parten desde abajo con el inglés, y las Secciones Europeas, eliminadas con el TIL, eran un programa voluntario, con alumnos de cierto nivel, y evaluaciones permanentes.

En opinión de estos docentes, los ejemplos precedentes constatan que el TIL, cuyo objetivo final es loable, requiere recursos y una aplicación progresiva, empezando por los más pequeños.