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La crisis ha obligado a muchas familias a estrecharse el cinturón y ener que suprimir de la agenda el ansiado viaje de vacaciones. No obstante, hay quien se resiste a quedarse en casa sin poder disfrutar de unos días de descanso. De una forma cada vez más acusada, entidades, asociaciones y familias o amigos optan por el alquiler de instalaciones juveniles donde poder desconectar y alejarse de la rutina, sin que suponga un revés para los bolsillos.

Este año la ocupación de las instalaciones que gestiona el Departamento de Bienestar Social y Juventud del Consell a través del Institut de la Juventut de Menorca (INJOVE) ha crecido notablemente por la crisis, que ha obligado a buscar estas alternativas.

La coordinadora del INJOVE, Mandi Seguí, destaca esta tendencia al alza del uso de las instalaciones debido, principalmente, a esta situación coyuntural que viven muchas familias, así como al trabajo de difusión que se ha llevado a cabo desde el INJOVE para dar a conocer, en mayor medida, una alternativa más asequible.

Asimismo, teniendo en cuenta esta circunstancia social que padecen los ciudadanos, el INJOVE ha flexibilizado las tarifas de las distintas instalaciones que gestiona con el fin de «ofrecer más y mejores alternativas para acceder a ellas», según apunta la directora insular de Juventud, Cristina Fernández. A ello hay que añadir la optimización del servicio con el fin de ofrecer mayor comodidad a los que las alquilan. Entre ellas, destaca la canalización de agua caliente así como la adaptación de las instalaciones para personas con movilidad reducida.

De esta manera, el albergue Sa Vinyeta, de Ciutadella, ha acogido, desde enero y hasta mediados de septiembre 6.016 personas, una cifra similar al año pasado pero que constata el interés por este tipo de espacios. En el caso del campamento de Biniparratx, la ocupación ha crecido notablemente, pasando de los 3.900 usuarios en 2012 a los 6.000 de este año (de mayo a agosto). En lo que respecta a las casas de colonias, es decir, Torre de Son Ganxo, Santa Eularieta y Es Torretó, han pasado de los 195 días de ocupación a los 254 de este ejercicio (de enero a septiembre). Seguí señala que en invierno «hay muy pocos fines de semana en los que las casas de colonias no estén ocupadas». La mayor demanda se concentra en sábados y domingos. Tanto Seguí como Fernández auguran una ocupación mayor de cara a próximos ejercicios. Y es que, aunque están muy satisfechas con el uso que se hace de las instalaciones, «aun queda camino por recorrer para que la ocupación crezca más».