Puesta en escena. El trabajo de la compañía Federico García Lorca se aprecia sobre el escenario. Más de 400 estudiantes de Secundaria pudieron conocer esta historia de Zorrilla, de la mano de este montaje que hoy podrá ver el público en general. - Javier Coll

TW
0

El seductor y desafiante don Juan Tenorio reapareció ayer en Maó, para reconquistar el Teatro Principal 50 años después de su última aparición sobre este escenario. Y lo hizo aprovechando la sesión matinal organizada para los centros educativos, justo el día antes de su presentación ante el público, esta tarde a las 18 horas.

Los alumnos de varios centros de Secundaria de Maó y Alaior pudieron conocer esta obra escrita por José Zorilla en 1844 y ambientada en la Sevilla de 1545, y que es una de las que introdujo el romanticismo en España.

El reto

La compañía Federico García Lorca, de la Casa de Andalucía de Menorca, puso sobre el escenario un montaje muy digno, y con un vestuario muy logrado, para presentar esta historia. Han sido muchos meses de trabajo, que ahora se ven reflejados con la puesta en escena de una de las obras más representadas del teatro español. Además, el director, Juan Cubas, se permitió adornar algunas escenas, introduciendo más personajes, entre ellos, las bailarinas de Ute Dahl, que dan mayor movimiento al carnaval en el que se ambienta el primer tramo de la historia. La primera escena se produce en la hostería de Butarelli, donde tienen que encontrarse dos galanes rivales, Luis Mejía y Juan Tenorio, que tiempo atrás habían hecho una doble apuesta, para ver quien sabía ser peor durante un año, y cual de los dos se batía en más duelos y seducía más doncellas.

Y la historia empieza ahí, en el reencuentro de ambos, para pasar cuentas y ver cual de los dos gana la apuesta. Como no, don Juan Tenorio había matado a 32 hombres, por los 23 de Mejía, y había conquistado a 72 mujeres, por las 56 de su oponente. Entre alardeos de uno y otro, don Juan acepta el reto de conquistar una novicia, doña Inés, encerrada en un convento desde su niñez.

Tenorio demuestra su picardía y sus dotes seductores, y con la inestimable colaboración de la beata Brígida, consigue primero burlar «la santa rigidez del convento», y después apoderarse del «corazón desgarrado» de Inés, quien se enamora perdidamente de don Juan. Don Gonzalo, el padre de Inés, se resiste a que su hija acabe en manos de este seductor, al igual que Luis Mejía. Ambos se alían para evitar ese amor, y don Juan se verá en una encrucijada para conseguir su objetivo, doña Inés.