Las ‘escoletes’ menorquinas ven cómo su supervivencia es cada vez más complicada

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Las 'escoletes' menorquinas miran al futuro con una mezcla de temor e incertidumbre. El exitoso modelo insular de escolarización de niños menores de tres años, reconocido como de vanguardia a nivel nacional, se tambalea amenazado por tres factores: la caída de la demanda, que va paulatinamente vaciando los centros, la disminución de las aportaciones públicas y el nuevo panorama competencial que dibuja la reforma de la administración local que prepara el Gobierno.


Futuro «oscuro»

El psicólogo menorquín Vicenç Arnaiz, director desde 1982 director del Equip d'Atenció Primerenca de Menorca, relata la «incertidumbre» que reina en el mundo educativo por lo que se observa como un «futuro oscuro». Desgrana los factores que hacen temer por la pervivencia del modelo de 'escoleta' menorquina.

La caída de la demanda responde a un doble factor, explica. Por un lado, la disminución de la población de niños entre cero y tres años en la Isla, una cuestión demográfica. Por otro, los efectos de la crisis sobre las familias: «Algunas ya no se pueden permitir los precios que hay que pagar», unos 180 euros (entre 220 y 230 euros para los bebés).

«Esta tendencia afecta a los trabajadores», lamenta Arnaiz, quien calcula que en los últimos años se han perdido «entre un 20 y un 25 por ciento de empleados de las 'escoletes'». La docente Maria Camps, delegada del sindicato STEI-i en Menorca, pone como ejemplo de esa situación la 'escoleta' de Ferreries: «Allí las trabajadoras han optado por repartirse el trabajo para que no haya despidos». Esa situación ya llevó al cierre de escuelas infantiles como Sant Josep de Maó: «Hay otras que pueden desaparecer como Es Fabiol en Ciutadella», advierte.

El siguiente factor que atenaza la supervivencia de los centros es la caída de las aportaciones: «Actualmente la aportación de las familias supone el 60 por ciento, cuando lo ideal sería el 30 por ciento. El 30 por ciento lo aportan los ayuntamientos de fondos propios y el 10 por ciento restante entre el Consell y el Govern», administración que en los últimos años ha ido disminuyendo su aportación hasta dejarla en 300.000 euros.

Tanto Arnaiz como Camps se sorprenden de esa disminución paulatina de las aportaciones de la Conselleria de Educación, precisamente cuando desde el Gobierno se impulsa una reforma que hará que el Govern asuma las competencias de las 'escoletes' de la mayoría de los municipios.

El PSOE denunció esta semana que esa aportación de 300.000 euros había «desaparecido» del proyecto de presupuestos del Govern para 2014. Desde la Conselleria se apresuraron a desmentirlo, aunque admiten que la partida ha cambiado de nombre, modificaciones que hacen saltar las alarmas de un sector que se enfrenta a un futuro plagado de interrogantes.