Miquel Taltavull Florit, alma de la nueva asociación - Llorenç Payeras y Jaume Falconer

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En la Isla existe un reducto de vacas, que sin ser autóctonas, son únicas en el mundo. Su presencia en la Isla se remonta a 1863, cuando se trajeron a Menorca siete ejemplares de la conocida como vaca blanquinegra friburguesa, procedentes de Suiza.

La anécdota radica en que su llegada se produjo a raíz de la visita a la Isla de la reina Isabel II. Fue el regalo de Inglaterra tres años después de la visita imperial, como un intento de mejora de la producción ganadera. Por eso estos animales reciben el nombre de Vaca de la Reina.

Este año se cumple el 150 aniversario de su llegada a la Isla, con la curiosidad de que se trata de un reducto genético único de la especie bovina. Las vacas friburguesas se extinguieron en 1975 en su lugar originario, Suiza, y pese a que también fueron exportadas a Chile en un momento de la historia, hoy en día la raza prácticamente está también extinguida en ese país.

Orgullo de los criadores

Si la vaca ha perdurado hasta nuestros días ha sido gracias al empeño de un pequeño grupo de criadores para salvar y mantener su presencia en la Isla. En tiempos recientes podemos hablar de ganaderos como Joan Bosch Taltavull o Miquel Taltavull Florit, entre otros.

Éste último ha dedicado todos sus esfueros para que la Vaca de la Reina sea reconocida. Las cría desde hace más de 20 años. Ha sido el impulsor de la iniciativa de aglutinar a los payeses que tenían ejemplares de esta raza y ha conseguido fundar la Associació de Ramaders de la Vaca de la Reina de Menorca, aprobada recientemente por la Conselleria de Agricultura, y de la que Miquel Taltavull es presidente.

«Hemos iniciado el censo de estos ejemplares en Menorca para crear el libro genealógico. Calculamos que hay 35 en la Isla», afirma orgulloso al ver que las gestiones van por buen camino.

La suya es pasión por el campo y por esta raza en particular, que quiere que sea valorada como merece. Ha tenido un empuje a su favor. Llorenç Payeras y Jaume Falconer, dos investigadores mallorquines de las razas autóctonas y del mundo rural, se interesaron por estas vacas.

El resultado acaba de salir a la luz. La editorial Rapitbook acaba de publicar su libro, el primer y exhaustivo estudio sobre la raza, titulado «Vaca de la Reina. 150 anys a Menorca». «La importancia de la conservación de este grupo de animales se debe no sólo a razones de índole técnico o científico, sino incluso de gran valor histórico y cultural», afirma Llorenç Payeras.

La Vaca de la Reina es blanquinegra como la frisona, pero se diferencia por sus rayas en vez de manchas. La raya blanca que cruza su lomo de cabo a rabo la identifica.

Miquel Taltavull comenta que «produce más leche que la vaca menorquina, aunque menos que la frisona. En cambio, es un animal más resistente que la frisona, rústico, adaptado bien a la Isla y más longevo. Un buen prototipo de vaca del que debemos sentirnos orgullosos».