Operarios de la empresa trabajan aún en la reparación del buque, atracado en el Cós Nou - Paco Sturla

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Los pasajeros del superferry Sorolla que se quedaron en tierra el domingo, debido a una avería, fueron recolocados a lo largo del día de ayer en vuelos con destino a Palma y Valencia y en el buque de Iscomar que sale de Ciutadella con destino a Alcúdia para después, una vez en Mallorca, continuar hoy el trayecto en el barco de Acciona que une Palma con la Península.

Según informó la compañía, a los pasajeros que viajaban sin vehículo se les pagaron los billetes de avión para llegar a Palma y, a aquellos que tenían como destino Valencia, se les dio la opción de tomar el vuelo que conecta sin escalas el aeropuerto de Menorca con el de Manises los lunes, a las 21.55 horas. El viaje resultará más complicado para aquellos que salían de la Isla con su coche o motocicleta, ya que la alternativa fue viajar desde Ciutadella a Alcúdia, desplazarse a Palma, pernoctar allí en hoteles facilitados por Acciona Trasmediterránea y partir, hoy martes a las 11.30 horas, con rumbo a Valencia.

En cuanto a los pasajeros que aguardaban en el puerto de Palma para viajar a Valencia -cerca de 200-, partieron ayer a las 6 de la mañana en el buque de Acciona con destino a Valencia, a donde llegaron a las 13.30 del mediodía. Algunos de los setenta pasajeros afectados en Maó reiteraron ayer sus quejas por el trato recibido de la empresa. «El personal en la estación tenía buena voluntad pero faltó un responsable de Acciona que informara y tomara decisiones», apuntó Emilio, uno de los viajeros que, residente en Es Mercadal, tuvo que volver a su casa a medianoche del domingo y regresar ayer por la mañana a Maó, a la Estación Marítima, para conocer qué solución proponía Acciona en su caso.
La diversidad de pasaje y las circunstancias de cada viajero hizo complicado su reubicación en hoteles y en otros medios de transporte. En un barco hay personas que viajan con mucho más equipaje que en el avión, con vehículos o con mascotas, que a la hora de encontrar un hotel donde pernoctar se convirtieron en un problema añadido. El disgusto generalizado del pasaje fue motivado por la falta de información, ya que la compañía no anunció que el barco no zarparía hasta pasadas las 22 horas.