La estudiante dedica muchas horas a estudiar pero no descuida el deporte y los amigos | Javier Coll

TW
9

Las cacareadas cifras de fracaso escolar y los fríos resultados de informes como el famoso PISA esconden las trayectorias de estudiantes brillantes, cumplidores, que en un entorno de cambios legislativos y controversias en torno a la educación se aferran a su interés por aprender para aprovechar al máximo su paso por las aulas. Marian Cardona von Hofe (Maó, 1997) es la expresión máxima de esta cara positiva del alumnado. Estudia primer curso de Bachillerato Científico en el IES Joan Ramis i Ramis y su expediente en los cuatro cursos de ESO en el mismo centro es inmejorable. En 41 asignaturas cursadas, 41 calificaciones idénticas: un diez. La media es fácil de calcular.

A tenor de estos espléndidos resultados académicos, Marian Cardona realizará el martes las pruebas de los Premios Nacionales de Educación al Rendimiento Académico del Alumnado que convoca el Ministerio de Educación y Ciencia en la modalidad de ESO. Es la única de Menorca que llevará a cabo unos exámenes para los que hay que tener una media de nueve en los cuatro cursos de ESO y al menos la misma nota en las asignaturas de castellano, inglés y matemáticas. Las pruebas son de estas mismas materias y en ESO se conceden diez premios dotados con 1.000 euros cada uno.

Cardona von Hofe asegura que el premio es lo de menos, que para ella enfrentarse a estos exámenes es un reto para el que no se preparará de forma específica, «una experiencia más». Se presentó a instancias de sus profesores y afronta la cita con tranquilidad, sin presión, «voy con lo que sé». Que no es poco. Margarita Seguí, directora del «Ramis», asegura que en 25 años de experiencia no había visto un expediente igual, «un diez en todo es muy complicado, porque las asignaturas son muy diversas, distintas entre sí».

El secreto de Marian, según explica, es «el interés por aprender» aunque asegura que «he trabajado bastante, son muchas horas de estudiar, no cae del cielo». Y reconoce que «no siempre lo he pasado bien». Relata que en cuarto de ESO «lo pasé mal», le pudo el estrés, la presión que conlleva la exigencia de ser siempre perfecto, «me la puse yo mismo y las expectativas de los demás». Pero superó el bache con ayuda de su entorno, incluidos los docentes, que le orientaron y le hicieron «cambiar el chip» para recuperar el ansia por acumular conocimientos. Ahora piensa más en aprender que en el reto permanente del diez.

Es chica de ciencias, y se ve cursando química o veterinaria en la universidad, no en vano esta última es la ocupación de sus padres. «Aún así, no me cuestan las asignaturas de letras, me gustan, porque mejoran tu cultura general». Asegura que sus padres le han dejado siempre actuar por libre, «estudiar tantas horas ha sido iniciativa mía». El componente familiar es relevante, inevitablemente, en su alto nivel de conocimiento de idioma. Maneja el alemán porque su madre es alemana, tiene facilidad con el inglés y cursa francés.

En su innegable esfuerzo diario, Marian afirma que no tiene demasiadas rutinas y que no deja de lado las aficiones, «si no hago deporte en dos días la cabeza no me rinde», ni los amigos, otros de los pilares cuando peor lo ha pasado. Destacar en clase nunca le ha conllevado problemas de relación con sus compañeros.

El paso a Bachillerato siempre es un cambio de ritmo, que para Marian Cardona ha sido, dice, llevadero. «He cogido bien el ritmo». En el primer trimestre de este curso ha obtenido cuatro nueves. El resto de asignaturas, un diez.