La Autoridad Portuaria está más que decidida a impulsar el proyecto para convertir Cala Figuera en lugar de recalada de grandes yates, sin embargo, su idea no afecta a la promesa de amarres para el Club Marítimo Mahón en la zona. Pendiente de flecos, será una realidad antes del verano.

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Convertir el puerto de Maó en un referente para el turismo náutico de lujo de forma inminente. Es el objetivo de la nueva presidencia de la Autoridad Portuaria de Balears (APB), que trabaja intensamente en el proyecto para adecuar Cala Figuera del puerto de Maó para el atraque de grandes yates, según afirma el presidente del ente, Alberto Pons, quien tiene la intención de que sea una realidad este mismo año: «Ya estamos en marcha», afirma el mandatario, que ve en la apertura del puerto a este tipo de embarcaciones una de las grandes vías para reactivar la actividad en la rada mahonesa.

El ente portuario entiende que el puerto de Maó reúne las condiciones adecuadas para acoger este tipo de embarcaciones «tanto en verano como en invierno» y tiene depositadas muchas esperanzas en el círculo virtuoso que puede desencadenar.: «Supondrá un cambio importantísimo para el puerto, para la ciudad y para la Isla. El atraque de barcos de 60 metros conlleva personal, gasto, promoción y el boca a boca será una rueda prácticamente imparable».

Ilusión
La «ilusión» y confianza de los nuevos responsables de la APB ha dado un nuevo empuje al proyecto y, aunque no se hacen públicos los detalles de la futura ordenación de la zona, sí que queda claro que no alterará en ningún caso el acuerdo alcanzado con el Club Marítimo de Mahón (CMM) para que este pueda gestionar alrededor de 66 amarres en la misma cala. Se trata de proyectos independientes y hay que tener en cuenta que el Marítimo logrará una Autorización de ocupación Temporal (AOT) de tres años.


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