De Olives se muestra honrado por la distinción que le brinda la Casa de Andalucía, con la que sucede a José Yáñez Maldonado, ‘Pepe Duchisela’, que la recibió el año pasado. | Javier Coll

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El viernes 28 de febrero, es el Día de Andalucía, efeméride que no pasa desapercibida en Menorca, donde la Casa de Andalucía organiza un acto festivo durante el cual se entrega el premio de Andaluz del Año. Un nombramiento que este año recae en Guillermo de Olives Olivares, por su trayectoria personal y por el apoyo prestado siempre a la Casa de Andalucía, especialmente en su etapa como delegado del Gobierno en la Isla.
Guillermo de Olives nació en Sevilla. Es hijo de padre menorquín y de madre sevillana, y recibe con alegría esta distinción.

¿Cómo recibe este título de Andaluz del Año?
- Para mi es un honor, me hace mucha ilusión. Ha sido una sorpresa, y supone un reconocimiento. Normalmente este tipo de distinciones suelen llegar cuando uno ya no está, por eso es una doble satisfacción, primero por el honor de la distinción, y luego por recibirla en vida y poder disfrutarla con quienes me aprecian.

Usted aúna raíces andaluzas y menorquinas.
- Yo nací en Sevilla. La familia de mi madre, Dolores Olivares, es de allí, y mi padre, Guillermo de Olives Pons, de Maó. El mestizaje es bueno, porque tienes cosas de cada lado. Son personalidades diferentes, y ayuda a tener una visión cultural más amplia.

¿A qué edad vino a la Isla?
- Mi madre me tuvo en Sevilla, pero luego vinimos a Menorca. Cuando tuve 17 años me fui a Sevilla para estudiar Derecho, y volví con 24 años, donde he estado el resto de mi vida.

¿Cuál es su trayectoria en Menorca?
- Del 1986 al 2000 fui funcionario en el Ayuntamiento de Ciutadella, y luego entré como director insular de Administración General del Estado en Menorca. En 2003 y 2004 estuve en Palma, como conseller de Trabajo del Govern balear, y luego fui director insular del SOIB hasta 2007. Entonces me incorporé a la Agencia Tributaria en Balears, y ahora soy jefe de delegación en Menorca. Mi vida profesional ha sido siempre funcionarial.

Su madre también recibió esta distinción.
- Sí, fue en 1997, o 1998. Recuerdo que le hizo mucha ilusión. Fue cuando la Casa de Andalucía empezaba con estas distinciones.

¿Cómo empezó su relación con la Casa de Andalucía?
- Empezó en 2000, cuando estuve en la delegación del Gobierno. He tenido mucha relación con Ramón Herráiz, que fue presidente de la Casa de Andalucía durante muchos años. De ahí me hice socio de la entidad. Creo que su labor tiene que valorarse muy positivamente, porque reúne a muchos andaluces, para mantener viva su personalidad y sus tradiciones. Es importante mantener la singularidad de cada uno, porque da lugar a la diversidad, y la diversidad es riqueza, por las aportaciones de las distintas culturas.