Cristina Alonso y su perra «Lupe» con un cartel de «Oso», en el Camí de Tordonell | Javier Coll

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El 7 de septiembre de 2013 es una fecha grabada en la memoria de Cristina Alonso. Es el día en que su pastor belga desapareció. Han sido seis meses y medio de búsqueda incansable de «Oso». Más de 500 carteles repartidos por toda la Isla, un intenso rastreo por todo el perímetro del Parc Natural de s'Albufera, un reparto casa por casa de panfletos en zonas cercanas al punto de la desaparición y una difusión por redes sociales y asociaciones de la Isla. Todo ello sin éxito. «Oso», de siete años, desapareció la noche de día 7 de septiembre en el Camí de Tordonell, en Maó. Su dueña barajó la posibilidad de que se tratara de una escapada ocasional y que regresaría. Pero no volvió. Alonso rastreó toda la zona acompañada de «Lupe», otro pastor belga hembra, quien siguió el rastro de «Oso».

«Lupe» pudo seguir la pista hasta dos puntos, unos terrenos particulares y el aparcamiento del parque natural de S'Albufera des Grau, lo que hizo dudar a Alonso del paradero de su mascota.  Colocó carteles en puntos estratégicos para llamar la atención. Los tuvo que retirar por interferir en la visibilidad de la conducción. «Pero mi objetivo de crear impacto ya se había producido», indica. Los repartió en viales secundarios, farolas y postes, entre otros. Todos los panfletos iban acompañados de un lazo verde, el color de la esperanza. Informó a delegaciones de caza, policías locales, SEPRONA, protectoras y perreras. Seis meses y medio después, Alonso sigue sin tener noticias de «Oso». Los carteles llevan ahora el lazo morado, símbolo de transformación del dolor y el miedo para aportar paz.

Asegura que ha sido medio año de desesperación. Empiezan a flaquearle las fuerzas y aunque nunca tirará la toalla, duda ya de que pueda volver a tener a su mascota entre sus brazos. Dos meses después de que desapareciera «Oso», ocurrió lo mismo con un perro de un vecino, lo que le hace presagiar lo peor.  Agradece la enorme implicación ciudadana y el apoyo recibido en la búsqueda. Y señala que «detrás de un perro perdido hay una persona que busca y sufre». Advierte de que si ha sido alguien quien le ha matado, «también está matando a su propietario». Con ello, lamenta que «se maten perros con total impunidad».

Alonso concluye que «el amor que siento por 'Oso' es lo más puro que hay en mí y totalmente irracional, porque no pertenece a las leyes de los hombres, solo responde a las leyes de la naturaleza».