Por pocos que sean, los días lluviosos suponen grandes perdidas para chiringuitos, hamaqueros y otros servicios ligados a la costa | Gemma Andreu

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El mes de agosto anuncia la llegada de lo que es típicamente el momento de más intensidad turística de la temporada, un núcleo duro estival que empezó a mediados del mes pasado. Muchos de los comerciantes de la Isla confían en una recuperación en el volumen de ventas y de turistas en la Isla en el octavo mes del año suficiente como para alejar las impresiones dejadas por los bajos resultados de la temporada hasta ahora.

Las altas expectativas que se tenían para estos meses precedentes no se han cumplido. Aunque aún es pronto para contar con datos, María García, secretaria general de PIME Menorca, afirma que mayo y junio no se han desarrollado como se esperaba, y que se ha notado una ligera mejoría a partir del 15 de julio aproximadamente. Todo esto, a pesar de los esfuerzos de los empresarios, «con la moderación de los precios y la inclusión de horarios más flexibles de cara a los visitantes».

Tanto García como los testimonios de algunos comerciantes del centro de Maó coinciden en que uno de los valores a tener en cuenta es el turismo francés. «Se trata de un turismo más inquieto, que goza de más movilidad», afirma. Luciana Pons, de la asociación de comerciantes Mô Comercial, reafirma la importancia de los visitantes del país vecino, explicando que algunos de ellos incluso buscan residencia en la Isla. Es, «junto con los clientes locales», uno de los puntos fuertes del negocio actualmente. La influencia de los turismos británico y alemán parece haber disminuido o, al menos, variado. Mientras el turismo de clase media continua perdiendo puntos, algunos ven en los visitantes de mayor poder adquisitivo la solución.

Los establecimientos de las zonas urbanas son los principales beneficiados de los días de lluvia y viento, y según sus encargados el turismo interno parece avanzar posiciones. Coinciden en esta opinión Lola Sánchez, del bar-restaurante Punt.7 en la céntrica calle Bastión de Maó, y Mandi Carles, de La Ventana Gourmet, tienda especializada en productos locales y delicatessen. «Podría llover todos los días», ríe Sánchez. Algunos de estos comerciantes culpan de los discretos resultados de las cajas al encarecimiento de los billetes de avión a la Isla y a la falta de conexiones directas desde los aeropuertos peninsulares.