Alberto Pons asegura que su único interlocutor en Maó es el Ayuntamiento, con el que tiene «sintonía total». | R.L.

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El presidente de Autoridad Portuaria de Balears, Alberto Pons, asegura que los amarres para pequeñas embarcaciones, o amarres sociales, constituyen «un nicho de mercado ampliamente satisfecho en el puerto de Maó».

De este modo responde a los distintos colectivos relacionados con la rada y a los partidos políticos que solicitan que la futura ordenación del espacio de Cala Figuera contemple estos puntos de atraque asequibles para embarcaciones de uso particular y menor eslora.

Alberto Pons explica que «en el puerto de Maó hay 1.500 amarres, de los cuales la mitad son de gestión directa y la otra de gestión indirecta a través de la iniciativa privada. También la mitad del total, es decir, unos 750, son de embarcaciones de esloras inferiores a los ocho metros. Es el puerto de cuantos gestiona Autoridad Portuaria de Balears con un mayor porcentaje de amarres de carácter social o más asequibles económicamente, si se quiere decir así».

Incide en que, aún así, no se dejan de hacer cosas pensando en estos de usuarios. «No hay que olvidar que en el futuro varadero del Cós Nou se prevé la instalación de marinas secas, lo que redundará con la mejora de la oferta».

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