Por sexto año consecutivo, Alaior se volcó en la celebración de una fiesta muy artesanal | Javier Coll

TW
1

El verano entra en su recta final, y para recordárselo a los más pequeños Alaior acogió ayer la celebración de Sa Fanalera. Se trata de una antigua tradición, recuperada en 2009 por el Ayuntamiento, que poco a poco va cogiendo arraigo de nuevo en el municipio. La fiesta, una actividad lúdico recreativa que sirve para marcar en el calendario el fin del periodo vacacional y la vuelta al colegio, está consiguiendo ocupar un puesto cada vez más destacado en la agenda de actos populares de Alaior.

Así, un buen número de niños, con la ayuda de sus padres, se pusieron manos a la obra para la elaboración de unos faroles artesanales, unos instrumentos nada habituales, ya que, como manda la tradición, para su fabricación se utilizaron sandías de pequeño tamaño desprovistas ya de la pulpa. En total, se pusieron a disposición de los participantes 300 piezas de esa fruta, que adornaron a su gusto y en cuyo interior se colocó una vela.

Una vez que los cerca de 200 kilogramos de sandía se convirtieron en pequeñas obras de arte, sus autores continuaron con la fiesta uniéndose a una comitiva muy especial que desfiló por algunas de las calles más céntricas de la población, iluminando con la tenue luz de sus farolillos unas vías en las que a su paso se iba apagando el alumbrado público para que la fiesta de Sa Fanalera tuviera más protagonismo.

El itinerario concluyó en Sa Plaça, pero aún quedaba mucho que disfrutar gracias a una fiesta infantil protagonizada por el payaso y showman Edu, que se encargó de poner el broche final a una tradición que poco a poco se está recuperando.