Ferrer repasó en su discurso la historia de la urbanización turística de Alaior | Javier Coll

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«Las efemérides siempre ofrecen la ocasión de echar la vista atrás, y eso es lo que quiero hacer para reconocer el trabajo que muchas personas han hecho por esta urbanización». Así comenzó Joaquín Ferrer el pregón de unas fiestas que este año cumplen 40 años de historia y que se han impulsado siempre desde la asociación vecinal de la que él es vicepresidente.

Ferrer, instalado en la conocida urbanización turística desde 1987, hizo un repaso a la historia de la misma, desde sus comienzos con el boom turístico hasta nuestros días. Rememoró anécdotas de cuatro décadas fiestas y recordó a algunos de los personajes que han sido clave a lo largo de los años, «porque al final, es lo que nos llena la vida, las personas y las experiencias», señaló.

Y como no podía ser de otra forma, en el turno de agradecimientos puso un énfasis especial en la figura de Bartolomé Pons Sintes, más conocido como «Mevis Pinxa», a quien definió como «el alma mater de la fiesta». Pero Ferrer quiso agradecer el trabajo de Mevis por otras cuestiones fuera del ámbito lúdico, como «sus peleas y esfuerzos para que llegara la tan necesaria línea telefónica» a Cala en Porter.

El pregonero aprovechó la ocasión también para lanzar un mensaje de alerta ante la cada vez más difícil tarea de que la gente se una a la asociación vecinal, lo que a su juicio podría poner en peligro la continuidad de la fiesta.
Como colofón, Ferrer comunicó a los asistentes que, con motivo del 40 aniversario, las fiestas no se dedicarán este año a homenajear a un personaje en concreto, sino «a Cala en Porter y toda su gente».