Rafael Portella, Salvador Giménez y Joan Mir inauguraron el año conmemorativo que se prolongará hasta septiembre de 2015. | Josep Bagur Gomila

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«Un abrazo amigo, un gesto de acogida, una mano extendida a los más necesitados». Así ha sido y así quiere seguir siendo Caritas, «un lugar de promoción de todo aquel ciudadano que esté en riesgo o en situación de quedar al margen, tirado en la cuneta de la sociedad». Con estas palabras abría el director de Caritas Diocesana de Menorca, Joan Mir, el acto inaugural del cincuentenario de la constitución de la entidad que se celebró ayer en el Teatro del Orfeón Mahonès y ante la presencia del obispo Salvador Giménez y el presidente de Caritas Española, Rafael del Río.

Medio siglo ha pasado desde aquel nueve de septiembre de 1964 cuando grupos de ayuda a las personas que pasaban penurias se organizaron para ser fer més eficaces ante las adversidades de la vida. Medio siglo de fraternidad y amor a los pobres.

Joan Mir aseguraba que el alma de Caritas es su vocación de servir a los últimos, que ya se daba en los mismos orígenes de la Iglesia. Agradeció a los voluntarios que trabajan desde la base, a quienes realizan un trabajo poco visible pero esencial, «son el primer espacio desde donde se detecta el rostro siempre cambiante de la pobreza».

Por su parte, el secretario general, Rafael Portella, animó a romper con la dinámica de «yo te doy, tú recibes» por la de «tú y yo caminamos, crecemos y nos enriquecemos juntos». Y aseveraba que «cualquier persona que toca a la puerta la ayudamos a recuperar su dignidad, identidad y libertad perdidas». Añadía que «el servicio que queremos ofrecer no es el de la suplencia de las labores sociales sino, el de aportar un calor humano, próximo y trascendente como el que ofrecía Jesús de Nazaret a quien se le acercaba con confianza. Acabó indicando que «nos queda mucho por hacer si queremos crear espacios de esperanza donde los corazones de cada hombre latan al mismo ritmo, el ritmo que marca la franternidad, la justicia y la igualdad propias de los hijos de Dios».

Por su parte, el obispo Salvador Giménez Valls cerró el primero de los actos que se van a celebrar con motivo de esta efeméride. Y no quiso desaprovechar la ocasión para tratar una de las noticias de actualidad. Y es que anunció el «disgusto» de la Iglesia, ante la retirada de la ley del aborto. Se mostró «contario al derecho a la muerte y que no se defienda la vida.

El acto acabó con la entrega al presidente de Caritas España, Rafael del Río, de un almud, es decir, una unidad de medida, «para pesar lo justo, lo que necesita la sociedad».