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Dos imágenes. Un mismo sitio. Dos horas de diferencia. Una mujer recogiendo setas y una avioneta fumigando el bosque. Es lo que se vivió durante la mañana de ayer en Sa Roca (Es Mercadal), en el primer día de la campaña de fumigación aérea en Menorca para combatir la procesionaria por parte de la Conselleria balear de Medio Ambiente.

El temor se ha apoderado de los vecinos de la zona, que no entienden que se fumigue una vez iniciada la temporada de setas, a la vez que recuerdan que se trata de una zona boscosa muy frecuentada por recolectores de este tipo de hongos. Expresan el miedo de que pueda dañar a las setas y al consumo humano: «No creo que sea bueno y puede haber intoxicaciones», asegura una vecina de Sa Roca.

La campaña ha estado desde su anuncio en el foco de la polémica, desde que el Govern hizo público que este año fumigaría con Dimilin, considerado, por los ecologistas, «un insecticida agresivo y poco selectivo», y al que tachan de «ambientalmente inconveniente», por «ser un riesgo para la persistencia del medio ambiente».

Desde el GOB, su coordinador insular, Cristòfol Mascaró asegura que «a las setas no les hará nada», aunque desconoce si tendrá consecuencias sobre los que consuman setas que han padecido la fumigación con Dimilin.

La Conselleria de Medio Ambiente del Govern es contundente. El producto es inocuo para las setas y aseguran que «en la ficha de registro del producto se indica que no procede a respetar el plazo de seguridad, entre el tiempo de tratamiento y la recolección».


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