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La prioridad del dispositivo montado por la Guardia Civil de Tráfico el pasado día 3 en la carretera general, durante la manifestación contra las obras de reforma, fue «evitar el daño de las personas que circulaban por la vía, que se produjera una desgracia, y concienciar a la gente de que eso no se puede hacer, esas eran las únicas directrices», afirmó ayer el responsable de la Administración General del Estado en Menorca, Javier López-Cerón. El director insular no consideró que la sentada protagonizada por el centenar de manifestantes fuera un «corte de la carretera» propiamente dicho, sino que caminaban por un arcén, por indicaciones de los agentes, y en el momento de cambiar al otro lado para regresar a Alaior y cruzar la vía se colocaron en la calzada durante unos minutos y «se hicieron la foto», con la consecuente ralentización del tráfico.

Esto no significa que los hechos no tengan consecuencias, porque se creó una situación de «peligrosidad» y una alteración del orden público, al irrumpir en la carretera tomando parte de una concentración que -subrayó-, «no había sido comunicada» a la Dirección Insular por los participantes ni reivindicada por ninguno de los colectivos contrarios a la ampliación de la Me-1, que días antes se desmarcaron de la convocatoria.

López-Cerón manifestó ayer que no dispone todavía del informe emitido por los agentes de Tráfico y que lo analizará para ver si corresponde establecer sanciones a los manifestantes. Sobre la identificación de los mismos, y pese a que los consultados por el MENORCA señalaron que ningún guardia les pidió la documentación, el director insular considera que, en el algunos casos, el trámite tampoco es imprescindible. «Hay gente que es de asistencia recurrente» y su imagen se refleja en los medios, aseguró. Pero insistió en que el objetivo de la fuerte presencia de la Guardia Civil era evitar un accidente y minimizar los riesgos de la marcha por la carretera.