La menorquina confiesa que le ha sido fácil adaptarse al estilo de vivir británico, aunque confiesa que después de más de dos años aún sigue descubriendo algunas costumbres. | J.G. M.

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En un principio se trasladó a vivir a Manchester con la idea de perfeccionar su inglés, pero la estancia de Jessica García (Maó, 1981), que no estaba previsto que se prolongara demasiado en el tiempo, aún no tiene billete de vuelta. Ya han pasado dos años y medio desde que se embarcó en su aventura británica, una experiencia que comparte con su marido y que parece ir sobre ruedas.

¿Qué le empujó a instalarse en una ciudad como Manchester?
— Vine a Inglaterra porque quería mejorar mi nivel de inglés, ya que me parecía importante para mi trabajo. Yo ya había estado en Manchester hace años, cuando vine de vacaciones a casa de mi tía, que vive aquí cerca. Como la ciudad me había gustado, decidí venir aquí.

¿Había vivido ya antes en el extranjero?
— Sí, mi marido es chileno y estuvimos viviendo en su país de origen una temporada. La experiencia fue fantástica y me entró el gusanillo de moverme y conocer mundo.

¿Le resultó fácil adaptarse al estilo de vida británico?
— Yo diría que sí, aunque sigo descubriendo todavía algunas costumbres. De todas formas, ayudó bastante el hecho de que al principio procuráramos estar más en contacto con británicos que con españoles.

¿El idioma ha supuesto una barrera?
— Diría que sí y no. En el instituto sacaba buenas notas en inglés y en España, con los turistas, me defendía bien. Pero cuando llegas aquí, la cosa cambia; ya no hablan tan claro para que los entiendas, como cuando están de vacaciones en nuestro país y, por supuesto, hay muchas expresiones y frases hechas que no conoces. A eso súmale el tema del acento. Pero si en tu día a día estás rodeado de gente con la que no tienes más remedio que hablar en inglés, mejoras rápidamente.

¿Le resultó complicado acceder al mercado laboral?
— No. Si quieres trabajar y tienes conocimientos del idioma es fácil encontrar trabajo. Lo que cuesta un poco más es encontrar un empleo a jornada completa, aquí hay muchísima oferta de trabajos a tiempo parcial.

¿A qué se dedicaba en Menorca?
— Trabajaba de dependienta.

Usted trabaja actualmente como encargada en un deli bar, un concepto que no está muy arraigado en España. ¿En qué consiste su trabajo?
— En realidad, sí que hay en España. Lo que ocurre es que, tal vez, no están enfocados al mismo tipo de público. Un deli bar es un local donde se venden y sirven delicatessen. En mi caso, el establecimiento en el que yo trabajo está enfocado a la gente que trabaja en las oficinas de la zona, que se llevan estos productos para comérselos en el trabajo o para servir bufés para reuniones de empresa. Hay muchísima gente que trabaja en las oficinas del centro y que sólo dispone de una hora para comer. La mayoría acude a locales de este tipo para comprar un almuerzo más saludable y variado que el que se ofrece en los locales de comida rápida o en las cajitas que venden en los supermercados. Normalmente me encargo de las cajas de cobro y, cuando la encargada o la supervisora no están, me toca a mí controlar que todo vaya bien.

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Tradicionalmente, la gastronomía del Reino Unido no ha estado especialmente bien considerada. ¿Tienen buen paladar los ingleses?
— Pues sí, y muy variado. Aparte de la comida tradicional británica, tienen mucha influencia de otras culturas, especialmente la hindú, por el hecho de que India fue colonia británica. En cualquier pub encuentras, junto al famoso fish and chips, platos como el pollo tikka masala. Y en los supermercados hay pasillos repletos de currys o del clásico pan hindú poppadom. Además, hay mucha oferta de comida caribeña -especialmente la jamaicana-, asiática y mediterránea, tanto española como italiana y griega.

¿Hay demanda de productos alimenticios de calidad en el día a día o sigue ganando la partida la comida rápida?
— Una gran parte de la población suele recurrir a comida barata y rápida, pero hay otro sector que se cuida mucho e intenta llevar una vida más sana, haciendo más ejercicio y cuidando la alimentación. La gran mayoría de nuestros clientes son regulares, vienen cada día y tratan de ir variando en sus elecciones para llevar una dieta más equilibrada. Obviamente es más caro, así que todo influye.

¿Tiene la gastronomía española cabida en este tipo de locales?
— Tendría cabida, porque está bien considerada y gusta, pero creo que todavía nadie se lo ha planteado. Aquí la comida española se centra en tapas y paellas, para comer de forma más relajada y disfrutar.

¿Cómo es un día en la vida de Jessica en Manchester?
— Entre semana me levanto temprano para ir a trabajar y termino a las tres de la tarde. A veces quedo con una amiga para ponernos al día de nuestras cosas o voy a hacer ejercicio. Ceno temprano y luego me relajo leyendo o viendo la televisión; me acuesto temprano. Los fines de semana sí que los aprovecho más y voy con mi marido a tomar unas pintas, a pasear, de excursión o quedamos con los amigos, ya que siempre hay alguna fiesta programada. Si podemos, aprovechamos para hacer turismo en algún sitio que todavía no hayamos visitado.

¿Está en contacto con la comunidad española en esa ciudad británica?
— La verdad es que no. Tengo amigos españoles, pero nunca he participado en ninguna de estas quedadas que organizan por internet los españoles que viven en Manchester. Y sé que hay más gente de Menorca aquí, aunque no conozco a casi nadie.

¿Qué es lo que más le gusta de la ciudad?
— La variada oferta que tiene: conciertos, cines, restaurantes, tiendas... Y lo fácil que es moverse por aquí.

¿Tiene planes a largo plazo en Inglaterra?
— Es muy posible. Vinimos aquí con la idea de estar un año como máximo y luego volver a nuestros trabajos en España, pero estamos a gusto y de momento no nos planteamos ni regresar ni cambiar a otro país.

¿Echa mucho de menos Menorca? ¿Qué es lo que más?
— Siempre hay algo que se echa de menos. En mi caso, lo que más echo de menos es a mi familia y amigos. Aunque cuando estaba en Menorca no los viese a diario, sabía que estaban allí y que podía juntarme con ellos cuando quisiera. A pesar de que nunca he sido una persona que sienta mucha añoranza, creo que según van pasando los años tengo más recuerdos nostálgicos e incluso los idealizo.

¿Tiene oportunidad de venir a menudo?
— Voy una vez al año para disfrutar del veranito.