La religiosidad popular tuvo ayer su primera cita en Maó, Ciutadella y Es Mercadal con las procesiones del Vía Crucis | Josep Bagur Gomila

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La Iglesia menorquina celebró ayer con fe y devoción el primer día de la Semana Santa 2015 en una espléndida jornada primaveral.

El Domingo de Ramos reunió a los fieles que se sumaron a la tradicional bendición de los ramos de olivo y las palmas para festejar la entrada de Jesús a Jerusalén.

En Ciutadella, el acto principal tuvo lugar en la iglesia de Sant Francesc. El obispo Salvador Giménez, acompañado por el vicario general, Gerard Villalonga, y el clero, presidió la bendición. Tras la proclamación del Evangelio y los cantos, entonando el «Hosanna», el prelado, representando a Jesús en Jerusalén, inauguró la comitiva que se dirigió hasta la Catedral, donde tuvo lugar el oficio litúrgico. Centenares de fieles participaron en la Santa Misa, que tuvo su momento álgido en la proclamación de La Pasión, del evangelista Mateo.

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En toda la Isla se repitieron los actos en los que se bendijo a los fieles, a sus ramos de olivo y palmas, que a partir de hoy darán la bienvenida en los hogares menorquines.

Fe en la calle

La religiosidad popular tuvo ayer por la tarde su primera cita en Maó, Ciutadella y Es Mercadal con las procesiones del Vía Crucis. Cofrades, hábitos, penitentes y pasos volvieron a la escena de la calle para revivir los misterios de la vía del dolor, el Vía Crucis de Cristo, después de su entrada gloriosa en Jerusalén.