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Gestos de admiración, bocas abiertas y fotos, muchas fotos. Los bañistas más madrugadores que ayer acudieron a la playa de Macarella quedaron deslumbrados con la presencia del «Infinity». Un megayate de última generación que ha hecho escala en la costa sur de Menorca dentro de su travesía por el Mediterráneo. Un monumento de la ingeniería naval dedicada al ocio que está valorado en 150 millones de euros. 

Con una eslora de 88,5 metros, casco de acero y una estructura de aluminio que lo hace brillar bajo el sol, el «Infinity» se desplazó a media mañana hacia Cala Escorxada, quizá en un intento de pasar más desapercibido para los curiosos. Fueron muchos, no obstante, los que tuvieron tiempo de acercarse hasta el yate fondeado para comprobar sus dimensiones y rodearlo con sus modestos kayaks o llaüts mientras saludaban a la tripulación, perfectamente uniformada.

El «Infinity» apenas tiene unos meses de vida. Fue el primer gran yate puesto en circulación este año por los astilleros holandeses Oceanco. Una firma que acumula premios internacionales por sus diseños y que se hizo famosa por construir el yate de Steven Spielberg. Los detalles de su construcción se han mantenido bajo secreto por expreso deseo del comprador. Solo se sabe que el diseño exterior ha sido a cargo de Espen Oeino, un ingeniero naval especializado en atender los caprichos de jeques árabes, millonarios rusos y americanos.

Todo lo que rodea a la construcción de este megayate es desmesurado. Su eslora equivale a la longitud de siete autobuses y su tanque de combustible tiene capacidad para 280.000 litros, lo que supone que para llenarlo hay que desembolsar más de trescientos mil euros. Está en el top 10 de los mayores barcos privados que se construyeron en el mundo durante el último año. Desde su botadura ha completado un primer crucero por el Caribe y un segundo, donde está ahora, por el Mediterráneo occidental.