Juanma, durante un partido de fútbol

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La maquinaria industrial es una materia que le gusta, incluso inició la carrera de Ingeniería Mecánica al finalizar sus estudios de grado superior, pero al final el deporte ganó por goleada, y nunca mejor dicho. Porque Juan Manuel Ruiz es más conocido en el mundo futbolístico y desde hace dos temporadas este menorquín, formado en la Unión Deportiva Mahón, reside en Malta, fichado por el club Fgura United, que juega en la Primera División de ese país mediterráneo e insular.
En la República de Malta el deportista menorquín no se siente extraño; la arquitectura, el mar, las reminiscencias británicas y hasta el puerto de La Valeta son una evocación a su ciudad natal y a Menorca.

¿Por qué se fue a jugar a Malta?
— Mi llegada a este país surgió durante la temporada 2012-2013, cuando un agente de futbolistas me ofreció, en la Navidad de 2012, venirme a Malta. Este agente conocía a un entrenador de un equipo de la isla de Gozo que era español y quería un defensa central.
Nos pusimos en contacto y al final la cosa no cuajó. Pero en mayo de 2013 el mismo entrenador contactó conmigo para saber cómo me iba. Le expliqué mi situación tanto deportiva como laboral, que no era muy buena que digamos, la verdad, y me ofreció ir a Malta para comenzar con su equipo en la temporada 2013-2014. Y me vine.

Entonces es ya su segunda temporada ¿siempre en Fgura?
— No, cuando llegué, en septiembre de 2013, jugué para otro equipo, el Xaghra United, de esa misma población, Xaghra, que está en Gozo, otra de las islas del archipiélago de Malta.

¿Fue difícil tomar la decisión?
— Bueno, me ayudó mucho el hecho de que mi novia viniese, un mes después que yo, para acompañarme en esta aventura y aquí estamos. El mes de septiembre hará dos años ya que llegué a la isla.

¿Qué diferencias aprecia en el fútbol profesional español y el de un país como Malta?
— El nivel, la diferencia de nivel futbolístico. Aquí te das cuenta de lo difícil que es poder triunfar en el fútbol español por la cantidad de buenos futbolistas que hay en nuestro país. Aquí en Malta dependen mucho de los fichajes de futbolistas extranjeros que haga cada equipo, y cada equipo tiene un límite.
En Premier (Primera División) puede haber siete extranjeros por equipo en el terreno de juego; en First Division (Segunda División), tres por equipo; Second Division (Segunda B), dos extranjeros; y Third Division (Tercera División), un extranjero por equipo.

No es su primera estancia lejos de casa, militó en otros clubes españoles como el Granada. ¿Cómo lo lleva?
— Lo peor de todo es que estás lejos de la familia y los amigos, en Malta más, porque antes los veía mucho más a menudo, ahora solo en verano y Navidad. Yo salí de Menorca con casi 17 años, y desde entonces he estado viviendo en muchos sitios, lejos de la familia, siempre por el fútbol. He residido en El Puerto de Santa María (Cádiz), en Lebrija (Sevilla), Jérez de la Frontera (Cádiz) y finalmente en Granda.

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Y ahora ¿se siente a gusto en Malta?
— Sí, pero no tengo el pensamiento de quedarme aquí para toda la vida. Aquí hay bastante trabajo, casi todo el mundo trabaja desde que son muy jóvenes, y hay oportunidades para hacer tu vida, pero es un país pequeño en el que, finalmente, supongo que uno se cansa.

Es un país, una isla, disputada como Menorca durante siglos por distintas potencias europeas. ¿Percibe esas coincidencias históricas?
— Sí, me recordó un montón a Menorca al llegar, por sus muros de piedra para dividir las parcelas, las tanques, que son iguales a las de allí. También la arquitectura es similar, gracias a la influencia británica. El idioma principal es el maltés, que es una mezcla de árabe, italiano e inglés, y el idioma secundario es el inglés.
Mi sensación al estar aquí también me recuerda a Ceuta, los edificios al salir a la terraza de casa son como allí, de tejados rectos, y con muchas iglesias. Lo que más rabia me da son las carreteras, porque están muy mal cuidadas. Además, es un país superpoblado para lo pequeño que es.
(Malta tiene una superficie de 316 kilómetros cuadrados frente a los casi 702 de Menorca, pero su población superó en 2013 los 423.000 habitantes, lo que da una idea de lo densamente poblada que está la pequeña república insular, muy próxima a Sicilia y a las costas tunecinas y libias)

Con tanta población y, además, es un lugar eminentemente turístico ¿le hace competencia a Menorca?
— Sí, aquí llega mucho turismo y en verano cada vez hay más turismo español. Yo creo que por dos razones, una la oferta fiestera que hay aquí y otra, por las academias de inglés. Los españoles que vienen a buscar trabajo aquí suelen ser de mi edad o un poco más mayores; los más jóvenes o vienen en busca de fiesta o para aprender y practicar inglés.

¿Qué problemas sociales ha detectado desde que vive allí?
— Malta acoge a un montón de personas de muchos países diferentes, y se detecta un poco de rechazo hacia los africanos. Una de las preocupaciones de la población maltesa es la inmigración, la llegada de inmigrantes sin papeles; y otro temor últimamente son las amenazas de posibles ataques del terrorismo islamista.
Con los europeos desde luego no tienen problema, y con los españoles e italianos tienen más afinidad porque parece que hay una cierta similitud en el carácter.
(La diminuta isla está en la ruta de entrada de inmigrantes en Europa por el mar, y ya en 2014 su Gobierno anunció que su capacidad de acogida estaba al límite. Incluso se han dispuesto casas prefabricadas en el puerto de La Valeta para asistir a las personas que llegan del noreste de África en cayucos y pateras a sus costas).

¿Cómo es el día a día de un jugador en un club maltés?
— La verdad es que durante la temporada estaba bastante ocupado, aquí los horarios son un poco distintos, por las horas de luz. Cada día me levantaba a las 6 de la mañana para ir a trabajar. Esta temporada he estado trabajando en un almacén frigorífico, compaginándolo con el fútbol. Salía del trabajo y sobre las cuatro de la tarde comía; después, a dormir un ratito porque a las 18,30 comenzaba el entrenamiento hasta las 20,30 que llegaba a casa. Así cada día, y los fines de semana, pues si juegas el sábado podía salir un poco con mi novia de fiesta, pero si el partido es el domingo, pues restaurante y a descansar.

Y ahora que ha cumplido su segundo curso en el Fgura United ¿cuáles son sus ambiciones personales?
— Mi sueño es poder disfrutar del fútbol y continuar viviendo de esta profesión y del deporte hasta que dure..., también me gustaría acabar mis estudios para, en un futuro, poder dedicarme a otra cosa que también me gusta, que es la maquinaria industrial. De hecho empecé a estudiar Ingeniería Mecánica pero por los temas deportivos de momento me ha sido imposible continuarla.

Y Menorca ¿para cuándo?
— Pues he venido este verano y he visto a cantidad de amigos, pero cuatro días no dan para nada, espero poder volver con más tiempo.