Jaume Alsina inició en 1958 su actividad profesional como impulsor de la industria ganadera en La Segarra

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En 1959 Jaume Alsina (Guissona, La Segarra, 1934) fundó -a partir de su conocimiento del sector avícola de Reus- la Cooperativa Agropecuaria de Guissona, que, bajo su dirección, se ha convertido en la más grande de España. Integra todas las fases del ciclo productivo, también el consumidor, mediante las tiendas BonArea. Emprendedor, en 1963 fundó Caixa Guissona SCL, única entidad bancaria de Lleida. Alcalde de Guissona (1974-1978) promovió la redacción del Plan General de Ordenación Urbana. En 2010 recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.

¿Cómo define el objetivo y trabajo de Cooperativa Guissona?
— Mantenemos el mismo objetivo que nos impulsó a crearla: la promoción agraria de nuestro entorno, especialmente la ganadería. En la actualidad contamos con 20.000 socios activos y más de 4.000 personas trabajamos en el Grup Alimentari Guissona que, además de la cooperativa, incluye CaixaGuissona, la Corporació Alimentària Guissona, creada en 1999, y otras sociedades y fundaciones. Es el grupo de mayor actividad económica en Lleida, tanto en número de empleados como en cifra de ventas y contribuye a mantener viva una de las comarcas más humildes de Catalunya: la Segarra.

¿Qué relación mantienen con Menorca?
— La Cooperativa de Guissona cuenta en Menorca con socios desde hace muchos años. Hace más de treinta que COINGA se interesó por nuestros piensos para mejorar sus costes de producción y desde entonces nuestro servicio ha ido en constante crecimiento. En 1991 Guissona contaba con más de 450 socios menorquines. Hoy, a través de las cooperativas de la isla vamos prosperando en servicios agrarios y en la alimentación de las personas, donde podemos ofrecer las mejores ventajas.

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¿Cuál es su visión general del campo de Menorca?
— Es una Isla pequeña y preciosa, que mantiene sus valores naturales. Abierta a la tramontana, llueve con intensidad, con un paisaje verde. Heredera de diversas culturas y tiene un encanto especial. Su agricultura, aunque tiene pastos naturales, no es fácil. Menorca ha controlado el turismo y creo que el turismo rural ofrece hoy grandes oportunidades. Soy un entusiasta de este turismo que no deteriora el entorno y aporta valor al campo.

¿Cuáles son sus debilidades?
— De los atractivos de Menorca se deduce alguna debilidad. Esta isla es pequeña y graciosa, con miles de encantos. Pero encuentra dificultades para producir grandes series, competir con productividad y costes en un mercado cada vez más concurrido. Menorca debe importar una buena parte de los alimentos que consume, tanto para las personas como para la alimentación de las cabezas de ganado.

¿Y cuáles son sus propuestas?
— Concibo como productos artesanales que pueden complementar al turismo rural los procedentes de la carne, la leche y sus derivados. Tiene acreditados los quesos, embutidos, derivados de la piel... Los excedentes se pueden exportar al mercado competitivo, a veces con precios inferiores a los que quisiéramos.