El vidente ha pasado toda la semana en Ciutadella junto a una amiga | Josep Bagur

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Este año que, ya jubilado, cumple 50 años en la cartomancia y la videncia, Octavio Aceves (Rosario, 1947) ha decidido recalar por tercera vez en Menorca en busca de unos días de «paz». Le acoge en Ciutadella «una de mis mejores amigas», Mari Carmen Dot, con quien ya ha pasado algunos veranos en Capri (Italia). Tras navegar en barca por toda la costa, promete «volver el año que viene, para bucear».

Argentino afincado en España desde hace 33 años, recuerda la primera vez que vino a la Isla. Cogió un vuelo «directamente desde Barcelona para escuchar a mi adorado Joan Pons, con Montserrat Caballé y Josep Carreras». Le encanta la ópera y, a diferencia de otros personajes de la adivinación que frecuentan los medios, presume de formación. «Soy doctor en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, y realicé mi tesis doctoral sobre Freud», cuenta sin que le pregunten.

Y añade. «He escrito 85 libros, traducidos a 17 idiomas, y he dado conferencias por todo el mundo, incluida Australia, a donde voy en febrero». El próximo año, anuncia, «una importante editorial española» le publicará otro sobre psicología. Y es tan versátil que hasta le echa novia al periodista que le entrevista. «Espero que me invite a la boda» (sic).

¿Cuánto hay de psicólogo?
— Mucho. Es fundamental estar informado y ser sólido intelectualmente, dar conferencias, cursos... Cuanto más preparado estés, mejor. Tener una técnica para saber cómo atender ayuda mucho, pero sin las condiciones naturales del vidente de poco te sirve ser psicólogo.

¿El vidente nace o se hace?
— Yo nací siendo vidente, y después me hice psicólogo.

¿Cuándo se dio cuenta?
— Lo vio mi madre a los dos años. Le anticipé que mañana llegaría una carta de la tía María de Sevilla y lo que había escrito. Llegó el cartero y mi madre se puso histérica.

¿Cómo reaccionó su madre?
— Con indignación, porque no quería que se repitiera la historia. Ella deseaba que fuera abogado. Tenga en cuenta que soy nieto y bisnieto de videntes, así que he heredado las condiciones de mi abuela y bisabuela. Sobre todo ésta última era una gran vidente que viajaba por el mundo atendiendo a presidentes y reyes. En la Andalucía del siglo XIX, que la llamase el zar de Rusia para que le hiciera pronósticos era muy fuerte.

En la Edad Media la habrían mandado a la hoguera...
— Pero tuvo suerte. Murió de vieja.

Tiene a su nombre una consulta personal y una línea telefónica de pago 806. ¿La fiabilidad es la misma?
— No, para nada, aunque el 806 funciona bien, pues lo atienden discípulos a los que he preparado.

¿Y el precio es el mismo?
— Tampoco, una consulta personal vale bastante más. Cobro 100 euros, que tampoco es mucho. Hace 15 años que la tarifa es la misma.

¿Cómo le ha cambiado la crisis?
— Sigo teniendo una gran clientela aunque, claro está, debo estar informado de la crisis monetaria internacional. La gente pregunta más por la marcha de sus negocios, pero sigue habiendo preguntas habituales sobre temas afectivos, de salud o familia.

¿Hasta cuándo será vidente?
— Hasta que me muera. Soy un jubilado activo.

¿Su profesión oficial es...?
— Vidente y escritor. Tributo como vidente, y pago como astrólogo, escritor y conferenciante. Procuro hacer las cosas bien, y más con este Gobierno. A ver si el PP se va pronto. Nunca tendrá mi voto.

¿Sabe distinguir entre un vidente y un farsante?
— Sí, ¡pero hay tantos! Basta con escucharlo dos minutos y ver cómo actúan. Hay gentuza. Se equivocan y se quedan tan anchos...

Aramís, Rappel, la Bruja Lola, Sandro Rey... ¿Alguno es vidente?
— No, ninguno de ellos se salva. Sobre todo Sandro Rey. Es un horror.

¿Son competencia desleal?
— La gente no es tonta. Te engañan una vez, pero no más. Así que no considero que tenga competencia en España. Por algo se me considera el mejor vidente de Europa. Tengo muchísimo trabajo en Italia y Francia.

¿Se salva alguno?
— Conozco solo dos grandes videntes en España: Rubén Barea y un chico andaluz muy bueno...

¿Le gusta que le imiten?
— Sí, me encanta, me divierte muchísimo que me imite Carlos Latre.

¿No le disgusta que eso pueda frivolizar en exceso su figura?
— No, al contrario, me hacen un favor, me popularizan. Cuando un cómico se mete conmigo, llamo para agradecérselo. El efecto es inmediato: empieza a imitarte y se te llena la consulta.

¿Acogería a refugiados?
— Si tuviera espacio, sí, pero mi ático en Madrid solo tiene 100 metros.

Catalunya y Menorca

¿Menorca será declarada Patrimonio de la Humanidad?
— Ahora no, pero conseguirá la declaración dentro de dos años.

¿Cataluña será independiente?
— Los nacionalistas perderán las elecciones y todo seguirá igual. Cataluña nunca será independiente, nunca. Así de rotundo.

¿Cómo lo ha visto? No ha echado cartas ni nada...
— Ya lo había visto antes en la bola de cristal de mi bisabuela. Me concentro muy bien para hacer predicciones generales.

¿Qué grado de fiabilidad tienen sus predicciones?
— Tengo un 98% de acierto.

¿Quién ganará las elecciones generales?
— No tengo la menor idea, pero yo voto a la izquierda, a Podemos, y estoy encantado con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. No usa coche oficial ni guardaespaldas para ir a la peluquería, como hacía Ana Botella tres veces por semana.

¿Cuándo se acaba la crisis?
— Dentro de tres años. Luego habrá una mejora considerable en la economía mundial.

¿Y el conflicto de Siria?
— Irá en aumento. Intervendrá Europa y habrá guerra, con muchas muertes. Veo también dos atentados importantes en España. Pero acabará bien.

¿Siempre ganan los buenos?
— Gracias a Dios.

¿Qué número juega al Gordo de la Lotería de Navidad?
— Si supiera el que va a salir, ya lo jugaría yo. He intentado saberlo y no me sale. Mi secretaria me obliga a jugar cada semana a la lotería y a los ciegos de la ONCE, pero no ganamos nunca.