Un limonero yace en pleno Barranc d’Algendar este domingo, casi tres semanas después del temporal | Josep Bagur Gomila

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Casi tres semanas después del temporal de agua y viento que azotó la Isla, los ayuntamientos, Consell Insular de Menorca y propietarios continúan trabajando en la evaluación de los daños sufridos sin que todavía estén en condiciones de cuantificarlos. Fue en la zona del Barranc d'Algendar, en Ferreries, donde se situó la denominada zona cero del temporal con vientos superiores a los 100 kilómetros por hora y 152 litros de agua por metro cuadrado que desbordaron el torrente afectando, fundamentalmente, a trece fincas. Éstas han visto interrumpida su producción además del daño paisajístico ocasionado en un enclave idílico de la geografía insular que se estaba recuperando gracias al trabajo de voluntarios que lo habían convertido en un espacio ecológico de interés como el proyecto de Es Viver y del banco de árboles frutales de Mestral-Caritas.

La presidenta del Consell Insular, Maite Salord, el conseller de Medio Ambiente, Javier Ares, el alcalde de Ferreries, Josep Carreres, y la mayoría de propietarios de las fincas de la zona (Es Canaló, Sant Antoni de s'Aranjassa, del Obispado, Son Pruna, Ses Voltes, Es Molí de Dalt, Es Molí de Baix, Algendar, Son Betlloc, Santa Teresa, Son Mercer de Baix, Son Fideo, Son Olivar y Binimassó) mantuvieron una primera reunión el miércoles en Ferreries. El Consell informó que gestionará las ayudas que puedan solicitar las fincas a través de las diferentes líneas que llegan de los fondos europeos, Govern balear o nacional, además de ayudas directas del propio Consell, mediante convenios, como las que tutela el obispado.

Aunque los técnicos del Consell lo estudiaron, el desastre ecológico no ha podido acogerse a la declaración de zona catastrófica «porque no cumple con todos los parámetros», explica el conseller, Javier Ares.

El jueves los técnicos del Consell, Ayuntamiento, ingeniero agrónomo y propietarios visitarán las fincas para evaluar su estado. Posteriormente cada propietario acudirá a Sa Roqueta, en Ciutadella, para exponer su demanda de ayuda y el Consell decidirá la línea que más le convenga en función del uso y producción de la finca. «Existen fondos pero todo dependerá de la cuantía y además no queremos dejar a nadie fuera», señala Ares.