Júlia, una menorquina que contrata hoteles para uno de los mayoristas que opera en las Islas, Jet2, con sede en Leeds

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Se declara una persona más de objetivos que de sueños. Esta última palabra suena grandilocuente a Júlia, una joven menorquina que, a punto de cumplir solo 29 años, trabaja en el engranaje de la industria turística. Desde su departamento de contratación en Jet2holidays en Leeds de Jet2, decide los establecimientos que formarán parte del paquete vacacional de miles de clientes.

Se formó para ser traductora en varios idiomas, sector en el que trabajó como freelance, pero fue el turismo el que le ofreció una salida profesional.

¿Cómo empezó su aventura?
— Llevaba un par de años que solo trabajaba en Menorca de temporada. En invierno estudiaba o hacía algún curso. También había hecho de traductora freelance en Barcelona, ganaba para ir tirando pero era muy justo e inseguro. Necesitaba el trabajo del verano, estaba en el sector turístico y precisamente en contacto con este touroperador.

Y surgió su oportunidad...
— Es una empresa en crecimiento, me habían dicho que había posibilidades de entrar, y más teniendo experiencia en turismo, así que envié mi curriculum, pasé la entrevista y me cogieron.

En su caso, la estacionalidad laboral, ¿la empujó?
— No me quejo de lo que tenía, pero te encuentras con 25 años, dos carreras y un postgrado, y no puedes hacer nada de lo tuyo. Yo necesito objetivos, no me gusta estar en la zona fácil, ya habrá tiempo para eso. Pensé que necesitaba un reto. Esto es una experiencia profesional pero también personal, llegas y estás sola, empiezas de cero. Pero ahora miro hacia atrás y ha valido la pena, estoy contenta de la decisión que tomé.

¿Fue duro el comienzo?
— Un poco al principio, entender su funcionamiento, el acento...que aún siendo traductora me pareció muy cerrado. Además es una compañía grande. En Menorca en una empresa pequeña la gente hace un poco de todo, aquí el mismo trabajo se divide en diez departamentos diferentes. Es un touroperador que lleva ahora un millón de clientes al año, volando desde siete aeropuertos del norte de Inglaterra y uno en Belfast, en Irlanda del Norte. Desde allí vuelan a diferentes destinos, entre ellos Balears, Canarias y otros puntos de España. También a otros países como Grecia y Turquía; a Túnez hemos dejado de volar después del atentado.

¿Y cuál es su cometido?
— Estoy en el departamento de contratación de hoteles y mi posición es contratadora. Tienes un área asignada, a la que el touroperador vuela, y hay que ir a visitar hoteles y decidir cuáles nos interesan y por supuesto sus condiciones. Me gusta mucho estar al otro lado del trabajo turístico, he vivido la parte de recibirlos, y ahora estoy en la preparación, antes de que los clientes reserven.

Así que de su criterio depende que algunos de los hoteles en las Islas reciban clientes...
— Sí, busco hoteles teniendo en cuenta nuestro tipo de clientes, hoteles que les puedan gustar y por lo tanto, reservar. Los hoteles que luego se incluirán en los folletos de Jet2, o en la web, tenemos también un call center, es decir, que estarán disponibles a través de cualquier canal de venta.

¿Cuál es su área de acción?
— Mallorca, que es el destino principal de Jet2holidays, así que también puedo ir a menudo a las otras islas. Pero para Jet2 la número uno es Mallorca, uno de cada seis clientes de la elige como destino, hemos movido 160.000 turistas hacia Mallorca este último verano. Tenemos allí 250 hoteles contratados, y la idea es seguir creciendo. También en Menorca, pero hablamos de otros números. Allí viajan clientes de Jet2holidays de febrero a noviembre.

¿Siempre ha ocupado ese puesto?
— No, en realidad vine solo para seis meses y he acabado quedándome. Empecé en un departamento, el de Data Control, cuando un hotel está lleno te avisa de que no lo puedes vender más y paras el sistema. Otro departamento se dedica a desviar al cliente; era bastante monótono pero fue una buena manera de empezar en la empresa. Después tuve la oportunidad de mejorar, me promocionaron a mi puesto actual en julio. Antes era ayudante para las zonas de Barcelona y Balears, ahora me han asignado Mallorca.

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Viajar es una constante en su trabajo...
— Sí, implica viajar constantemente. Eso también es una suerte porque me permite ir a Menorca.

¿Y qué tipo de hoteles busca?
— Se buscan hoteles que puedan compaginar todos los gustos, porque tenemos gente joven, grupos, familias, parejas sin niños..., es un variado. El objetivo siempre es que nuestro cliente tenga para elegir. Vemos los hoteles, cuántas habitaciones tienen, de qué tipo son, sus condiciones, los precios...

Y ahí es donde los mayoristas tienen la sartén por el mango.
— Bueno, no siempre tenemos una posición de fuerza. A veces tenemos poco que decir, dependiendo del hotel, a veces no te necesita, y es un «lo tomas o lo dejas», hay cadenas que ya son muy grandes y saben que vendrá otro y lo cogerá.

¿Y cómo les va con internet?
— Nosotros lo aprovechamos porque también vendemos por la web. Tenemos las agencias del Reino Unido, para el cliente tradicional, que mira el folleto, que quiere que le recomienden, y el que lo hace todo solo por internet o llama al call center y pide consejo.

¿El británico se deja aconsejar?
— Sí, sí, y también es un tipo de turista al que le gusta el paquete vacacional de siempre.

¿Cómo se percibe el anuncio del impuesto turístico en Balears?
— Es un tema que preocupa bastante dentro de la empresa, de hecho ya hay hoteles que te hacen poner una cláusula en el contrato. Como no se sabe si se va a implementar finalmente o no, para que quede claro que no es algo que tiene que pagar el hotel sino el cliente. Vamos con un año de antelación, en verano de 2015 firmamos 2016, y algunos a modo de prevención quieren incluirlo en el contrato. Yo personalmente no sé cómo puede afectar, pero sí que los touroperadores siguen el tema, están pendientes.

La emisión de turismo depende de cómo vaya la economía en el país de origen. ¿Cómo la ve ahora mismo en el Reino Unido?
— Creo que la situación es mucho mejor que la de España. Lo noto porque llevo tiempo y porque se ve en el nivel de vida que llevan y en el consumismo. Salen a comprar mucho, ropa, la gente se va de vacaciones, la gente joven tiene derecho a hipoteca para comprarse una casa..., y eso se lo pueden permitir porque el nivel de vida es más alto. También se ve en que hay mucho movimiento laboral. No les cuesta dejar el trabajo porque hay otro, o a veces incluso sin tener nada, porque creen que encontrarán algo mejor. Eso aquí no lo ven como un riesgo.

¿Y qué opinan de su decisión de dejar atrás su país?
— No lo entienden. Les dices «es que yo trabajaba solo seis meses» o les cuentas tu experiencia y como ellos no lo han vivido..., no son conscientes de que les va bien, supongo que porque no les ha ido mal. Cuando me fui pensé que la situación económica me había empujado a irme, pero también estoy contenta de haber tenido esta oportunidad. A lo mejor si la situación no me hubiera forzado no me habría ido, pero me fui porque quise y lo que estoy viviendo en Leeds no lo habría vivido.

¿Cómo es su adaptación en lo personal, con la gente?
— Vivo sola pero tengo un grupo de amistades del trabajo y también otro grupo de catalanes, con los que va bien encontrarse el fin de semana, hacer una desconexión y hablar tu idioma. La gente del trabajo normalmente cuando llega el fin de semana se van, cuesta conocerlos, porque el idioma, por mucho que sepas, siempre es una barrera, pero ahora ya tengo mi grupo.

Y la ciudad ¿es amable? ¿le gusta?
— Leeds es una ciudad muy grande pero el centro es pequeño, y como yo trabajo y vivo allí me puedo mover andando, todo es fácil y está cerca. Me gusta, la verdad. La vida es más cara, se nota en la cesta de la compra, cuando sales a comer o cenar, o al cine, todo es más caro. Pero los sueldos son más altos, se lo pueden permitir.

¿Le gusta algo especialmente?
— Los horarios, creo que son mejores. Casi siempre la jornada laboral es seguida, yo acabo a las 17.30 y hay empresas que acaban antes. A mi este ritmo de vida me gusta.