En el pleno se aprobaron los presupuestos, tras un largo debate entre Botella y Tutzó, y los trámites para licitar el ascensor | Gemma Andreu

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El Partido Popular y el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Maó no se ponen de acuerdo ni en lo que tienen que discutir. El principal partido de la oposición presentó este jueves en el pleno una serie de mociones que buscaban las cosquillas de Ara Maó y el PSOE, con el topónimo en el eje central, que el bipartito relativizó y consideró impropias de su lista de prioridades. Eso sí, los que mandan ahora asumen Maó como nombre de la ciudad porque así lo dice ahora, desde el martes, la ley autonómica, y porque es su opción preferida. La propuesta de Ciudadanos de Menorca de hacer una consulta al respecto quedó sobre la mesa porque quiere el concejal Andrés Spitzer atar cabos desde el punto de vista jurídico.

Como en una sesión doble de cine de las antiguas, el primer pase fue el de la película tostón. Durante dos horas se tramitó el rechazo del equipo de gobierno a las alegaciones, quince, del PP a los presupuestos y a la alegación, una, al ascensor del puerto para dar por aprobados de forma definitiva las cuentas y los trámites para ejecutar el elevador. Una exposición de casi 40 minutos del popular Salvador Botella puso a prueba la capacidad de atención de las alrededor de 35 personas que se daban cita en el salón de plenos, no precisamente para escuchar aquel punto. Fue un debate técnico, de partidas y fondos de contigencia. Sobresalió el anuncio de Conxa Juanola de que se está trabajando para recuperar la unidad noctura de la Policía Local.

Sobre el ascensor, el concejal socialista Vicenç Tur apeló a criterios técnicos para defender esta opción frente a las escaleras tipo súper, criterios que la popular Analía Noval redujo a apreciaciones subjetivas. Andrés Spitzer, obviado a menudo en los turnos de palabra por la alcaldesa y muy ágil en el verbo con un agradecido papel desengrasante, quiso ir al grano y preguntó por proyectos (Noval también lo hizo) y plazos, de lo que no obtuvo respuesta concreta porque en la administración, dijo Conxa Juanola, esto es mucho atreverse.

Y llegó el turno de lo importante para unos y accesorio para otros. Águeda Reynés puso sobre la mesa banderas (reapareció Sant Roc), belenes y Reyes Magos, temas que el equipo de gobierno consideró inadecuados para un pleno y fundamentados en querer armar gresca. De provecho sacamos que las banderas del Consistorio se han cambiado porque estaban feúchas y que la cabalgata no tendrá este mandato monarcas vestidos «con cortinas», como dijo Spitzer, en referencia a la experiencia madrileña.

Mateu Aínsa se interesó por la defensa expresa de la unidad de España frente al secesionismo catalán, ante lo que se encontró con una escueta llamada al entendimiento de Juanola y un voto en contra de Ara Maó y PSOE. Botella,en movilidad, obtuvo el compromiso de Juanola de escuchar a todos antes de restringir el paso por la Conquesta.

En el debate del topónimo, Simón Gornés defendió la convivencia de las dos versiones, catalán y castellano, por respeto a la ley y a la voluntad de acoger todas las sensibilidades. Tur apeló al consenso auspiciado por Gabriel Cañellas y a ocuparse de otros temas. Spitzer quiere zanjar el asunto. Lo tiene crudo.