Lola Suñé y Rodrigo Romero destacan el valor gastronómico y nutricional del producto, así como las propiedades cosméticas de la baba, que también comercializarán | Gemma Andreu

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El auge de la cría de caracoles aterriza en Menorca. Lo hace a través de una pareja de emprendedores, que se instaló en la Isla en 2013. Lola Suñé Carrano, de 29 años y natural de Barcelona, había veraneado toda su vida en Menorca y decidió establecerse con su pareja, Rodrigo Romero de Oliveira, de 32 años y natural de Sao Paulo. Su proyecto empezó a gestarse hace dos años, con el asesoramiento del Servei de Tutorització per a Persones Emprenedores del Consell. Rodrigo Romero es chef y conoce el valor gastronómico de los caracoles, además de pequeño había visto criar caracoles en el jardín de un tío suyo en Italia. «El clima húmedo de Menorca es ideal para la helicicultura, los caracoles están arraigados a la gastronomía tradicional y existe un nicho de mercado. Esto nos llevó a querer montar una granja de caracoles», explica Lola Suñé. La pareja empezó a documentarse, estudiar, formarse, buscar una finca y tramitar todos los permisos para convertirse en helicicultores o criadores de caracoles. Su proyecto ha empezado a caminar en una finca en Alaior y bajo el nombre empresarial de Es Caragol de Menorca.


Un producto natural

La pareja cuenta en la actaulidad con 10.000 ejemplares adultos y 5.000 alevines de la especie Helix aspersa müller o caracol común de jardín, conocido en Menorca como caragol bover. Los primeros ejemplares los importaron de Sa Caragolera de Mallorca. La zona de cría ocupa unos 200 metros cuadrados al aire libre y los caracoles se alimentan de vegetales que plantan, como acelgas, lechugas, coles o perejil, y de hierba natural. Como suplemento les proporcionan harina de maíz y calcio para que la concha sea más resistente. Los caracoles se crían a ciclo completo, respetando su ciclo natural, de manera ecológica. Cuando son adultos, los seleccionan y pasan dos semanas en seco para que se purguen, y se comercializan limpios en bolsas de malla punto de consumir. «Es un producto de primera calidad, local y natural», resalta Lola Suñé. Además de su valor nutricional, la baba del caracol tiene propiedades regenerativas y se plantean comercializarla como producto cosmético. Para extraerla lo harán de forma individual y manual, un método respectuoso con la especie. Es Caragol de Menorca ya ha empezado la comercialización para que en el mercado local pueda encontrarse caracol criado en Menorca de forma natural.