Juntos. Helena y su pareja Alfredo en una visita al jardín botánico de Sinaloa | H.M.

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Nunca se sabe dónde uno puede hacer realidad sus anhelos. Para Helena Muntaner, violinista de Maó, la ciudad de Culiacán, en el estado mexicano de Sinaloa, le ha ofrecido trabajo y estabilidad. A pesar de salir regularmente en el listado de las ciudades más peligrosas del mundo, y de ocupar informativos por ser la tierra del narcotraficante 'el chapo' Guzmán, esta menorquina y su pareja, a punto de ser padres, tienen claro que «es nuestro lugar, no hay idea de regresar».

¿De verdad se siente segura o solo es un mensaje de tranquilidad para los suyos?
— Sí, nosotros salimos tranquilamente a cenar en Culiacán o yo camino sola por la calle, supongo que es como en todos sitios, saber dónde puedes o no meterte. Es cierto, esta es la tierra de 'el chapo' y aquí reside su familia, y no se puede negar que haya violencia, pero yo lo percibo más como algo que sucede entre bandas, y también más en el medio rural. Además, otra cosa que se debe tener en cuenta es que México es muy grande. Si sucede algo en Cancún pues yo estoy como a cuatro o cinco horas de avión, y a veces me comentan que ha sucedido algo y yo no me he enterado. La percepción de la violencia es muy diferente cuando estás en Europa o cuando vives aquí. Eso no implica que no haya zonas del país que sí, son conflictivas. Creo que antes de que llegáramos, hace unos seis años, Culiacán era una ciudad más violenta, con secuestros y atentados, pero luego se pacificó.

¿Cómo surgió su oportunidad de establecerse en México?
— Estábamos viviendo en Austria y pensábamos en cómo continuar nuestra vida, de hecho, teníamos todo listo para mudarnos a Suiza. Entonces apareció una convocatoria en Internet de una plaza de trompa para Alfredo, mi pareja. Había que enviar un video y él fue seleccionado. Entonces pensamos que si en México había trabajo, pues nos íbamos a probar. Yo llegué sin nada pero al cabo de unos días ya estaba tocando en la orquesta, así que no me puedo quejar, aunque no gané el lugar hasta el año pasado, cuando salieron oficialmente las convocatorias. Pero cuando llegué les faltaban violines y empecé a hacer suplencias. Ahora mismo estamos ya los dos con nuestra plaza en la Orquesta Sinfónica de Sinaloa de las Artes, trabajando de lo que siempre habíamos querido y estudiado.

¿Cuántos años hace que dejó Menorca?
— Unos diez años. Estuve siete estudiando en Barcelona, hice un curso en Austria y llevamos más de dos años aquí en México. Aunque cuando vivía en Barcelona iba más a menudo a Menorca y participaba en conciertos con la OCIM (Orquestra de Cambra Illa de Menorca), el Orfeón y el Ateneu, ahora claro, estoy más desconectada.

¿Es más sencillo hallar un trabajo estable como músico en México que en Europa?
— En España había hecho conciertos y giras con orquestas jóvenes, incluso había ido a China, pero no era estable. La oportunidad de tocar cada semana, para quien se dedica a esto, es lo máximo a lo que uno aspira. En España no es fácil lograr plaza en una orquesta, con la crisis se cortó mucho la inversión cultural, hay pocas convocatorias y se presenta mucha gente. También en el resto de Europa hay mucha competencia, está muy saturado. En España todo era complicado, en Austria sobrevivíamos, y aquí en Sinaloa todo está emergiendo, abren más plazas, aunque también se empieza a llenar. Por ejemplo para la orquesta infantil, somos los músicos de la sinfónica los que hacemos de profesores.

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¿Cómo es la orquesta de Sinaloa de las Artes?
— Está formada por 68 músicos y el 80 por ciento son extranjeros, hay una gran variedad de culturas, el director es estadounidense. Somos ocho músicos españoles, cuatro valencianos, dos catalanes, uno de Granada y yo, que soy la única menorquina. Ensayamos de lunes a jueves, con concierto semanal el jueves por la noche y a veces el viernes, esa es la dinámica. Siempre en activo, tocamos cada semana en el Teatro Pablo de Villavicencio de Culiacán y también realizamos salidas a Los Mochis y Mazatlán, otras ciudades del estado; en septiembre fuimos a Monterrey acompañando a un ballet y tenemos previsto un concierto en Ciudad de México (antes Distrito Federal).

No hace mucho coincidió con otro músico de la Isla de gira en Sinaloa, David Russell ¿cómo fue ese encuentro?
— Todos los años desde que llegamos acompañamos a los guitarristas en un festival que se celebra aquí, es importante, cumple ya 16 años (el Festival Internacional y Concurso de Guitarra de Sinaloa, que su edición de este año contó con el escocés afincado en Es Migjorn y con guitarristas como Mabel Millán, Ricardo Salgado y Marco Socías entre otros).
Pues nunca le das más importancia pero al ver el cartel, sí, vi que actuaba David Russell y nos encontramos, vienen grandes solistas. Me hizo mucha ilusión, una nunca espera encontrarse aquí con alguien que conoces y de Menorca.

Está a punto de ser madre, quizás su niña haya nacido cuando se publiquen estas líneas, y será mexicana ¿tiene mucho que agradecer a este país?
— Es el país que nos ha dado una oportunidad, porque vinimos sin nada, con una maleta, con la ayuda de nuestros padres. Salimos de España con nuestros estudios. Yo incluso vendí un violín para poder viajar. Aquí trabajamos en lo que queremos, vivimos en una zona que nos gusta y ahora nuestra hija va a nacer aquí y vamos a optar a la nacionalidad. Tenemos además el proyecto de la orquesta juvenil, que nos llena mucho, donde tenemos unos alumnos maravillosos que nos tratan superbien. Eso, que la gente se vuelque y valore lo que haces, es muy importante.

¿En qué consiste ese proyecto?
— La orquesta está pensada para niños sin recursos. El estado de Sinaloa ha fundado cinco orquestas juveniles y compró los instrumentos, los niños no tienen que poner nada, ellos llegan y ahí tienen su trompa, su violín, su clarinete, sus clases..., no pagan absolutamente nada. Hay zonas rurales en las que sí ha habido mucha violencia y el estado pone en marcha estas orquestas fomentando la idea de que un niño que se acoge a un instrumento se alejará de ese mundo. Para alejarlos de esa fama y de los problemas innegables de violencia que tiene México, otra cosa es que a nosotros no nos afecten.

Cambió el Mar Mediterráneo por el Mar de Cortés, en el Golfo de California ¿cómo es Culiacán?
— El clima es tropical, en verano el calor es infernal (ríe), puedes tener de mayo a septiembre entre 45 y 50 grados, afortunadamente tenemos vacaciones y podemos huir. El invierno, sin embargo, es muy suave, tenemos cerca una playa famosa, Mazatlán, y puedes ir prácticamente todo el año. Culiacán no es tan turístico como Mazatlán pero es una zona próspera; Sinaloa es un estado rico en agricultura, muy fértil, y también en producción de carne y pescado, es exportador a Estados Unidos y al resto de la república, y Culiacán es más parecido a Estados Unidos que al México que todos imaginamos de casitas de colores y calles empedradas. No queda casi nada de cuando fue fundada por los españoles, es una ciudad más inspirada en el modelo de Estados Unidos, estamos a una hora y media de San Diego en avión, y pensada para ir en coche.

Pero el tópico de la hospitalidad ¿se sigue cumpliendo?
— ¡Sí! Hemos sido muy bien recibidos, la gente es encantadora, amables, son abiertos, no sé si será igual en todo el país, pero aquí tienen buen carácter.