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La tasa de crecimiento acumulado en Menorca durante los doce primeros años de este siglo se sitúa en el 0,3 por ciento, un dato que contrasta con Eivissa donde en ese mismo periodo ha crecido el 39,5 por ciento. Ese aumento ha sido el doble de la media europea y el doble también de la tasa española, según datos de la Fundación Impulsa Balears, que dirige el economista Antoni Riera.

La desigualdad creciente entre la economía pitiusa y la menorquina se pone de manifiesto también con los resultados del Valor Añadido Bruto, VAB, índice equivalente al PIB para medir la evolución económica y que en este caso se ha elaborado a partir del análisis de más de 8.000 balances de empresas con una metodología innovadora y con muestras representativas de cada municipio. El último estudio, con los resultados que aparecen en el cuadro superior, corresponde al año 2014.

¿Por qué este contraste tan brutal? Por la especialización, asegura Riera, «la especialización turística de Eivissa es la clave, ha conseguido generar más recursos y crecer mucho más, la distancia entre las dos economías se ha ampliado muchísimo». Es cierto que la economía menorquina también se ha terciarizado de forma progresiva, pero sin una apuesta tan decidida hacia un modelo productivo como el pitiuso y con un comportamiento muy heterogéneo.

El valor de los bienes y servicios en Balears alcanza los 23.981 millones de euros, de los que 19.289 corresponden a Mallorca, 2.928 a Eivissa, 1.564 a Menorca y 201 a Formentera. La media balear de crecimiento del VAB se sitúa en el 11,3 por ciento.

El dinamismo económico de Eivissa, con los riesgos derivados de toda especialización, no ha generado, sin embargo, un mayor nivel de bienestar social, lo que pone de manifiesto una deficiente gestión de ese desarrollo, según explicó Riera días atrás en Eivissa.

Por otra parte, la vía lenta del crecimiento menorquín se va terciarizando hasta representar el sector servicios el 84 por ciento de su economía, pese a lo cual no remonta de forma significativa. Entre 2000 y 2012 cinco años cerraron en positivo y los otros siete   reflejaron un índice de crecimiento negativo. «Han sido dos periodos regresivos, 2002 y 2003 y el comprendido entre 2008 y 2012, con la salvedad de 2010», precisa Riera.

Agricultura y pesca

De los resultados de Menorca sorprende la caída de la producción del sector primario, reducido a un nivel simbólico con menos del uno por ciento de peso en la economía menorquina. Parece claro que la valoración de la agricultura, la ganadería y la pesca «no puede realizarse nada más desde esta perspectiva, se ha de valorar de forma indirecta, aunque no se haya medido, su contribución al mantenimiento del paisaje y el territorio, elementos de la actividad turística», explica el economista mallorquín. El sector primario ocupaba a 733 personas, la segunda cifra más baja de los epígrafes en que se divide el análisis.

En la parte contraria, el mayor dinamismo corresponde a las actividades inmobiliarias, el subsector más rentable con diferencia. Hace dos años ocupaba a 243 personas pero generó un valor de más de 281 millones, líder del amplio y heterogéneo panel englobado en el sector servicios. Una de las razones del tirón estriba en la fuerte demanda de consumo externo, 40,6 por ciento, concepto que se explica en la producción satisfecha por demanda de un cliente que no es residente en las Islas, según el criterio utilizado por la analistas dela Fundación Impulsa. Por razones obvias,  las empresas de transporte y almacenaje, que ocupan a más de 1.200 personas, registran una elevada demanda externa. También en las actividades administrativas y auxiliares tiene una fuerte incidencia, más del 90 por ciento, es probable establecer relación entre los tres subsectores. En cualquier caso, la demanda externa ha constituido un factor determinante para sostener la economía menorquina.

Comercio y talleres son los que generan mayor volumen de empleo, por encima del alojamiento y la actividad hostelera y de restauración. Entre ambos capítulos suman la mitad del empleo existente en el ámbito de Servicios y suponen también más de la mitad de empresas registradas en este sector.

Las actividades artísticas, de ocio y entretenimiento generaron en 2014, el año analizado, un VAB de 18.366 millones y dieron empleo a 625 personas. También las empresas de educación, epígrafe en el que se inscriben 54, ocupa a 685 personas, y araña un 2 por ciento del VAB de Servicios.    

La construcción y la industria se reparten un papel secundario, la primera, principal víctima de la crisis, no ha recuperado un ritmo de crecimiento sostenido, y la segunda se halla por debajo del ocho por ciento de Valor Añadido Bruto total de Menorca, mantiene el tipo con menos protagonismo del que tuvo.

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