Los británicos tienen una triple influencia en Menorca como residentes, turistas e inversores. | Illa del Rei

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¿Qué efecto tendría para la economía menorquina la salida del Reino Unido de la Unión Europea? Es una pregunta que inquieta a diversos sectores económicos de Menorca a 48 horas de que se celebre el referéndum en el que se dirimirá si el país de origen de la mayor parte de turistas extranjeros de la Isla, y de una de las colonias de residentes más nutrida, pasa a ser un país no comunitario.

La incertidumbre inicial está relacionada con la pérdida de poder adquisitivo que supondría una previsible devaluación de la libra esterlina, pero también por los efectos sociales del adiós, como la cobertura sanitaria o las pensiones de los alrededor de 4.000 británicos afincados en Menorca.

La vicecónsul honorífica del Reino Unido en Menorca, Deborah Hellyer, apunta a una de estas posibles consecuencias, que la marcha del Reino Unido sea un freno para los británicos que se planteen abrir un negocio en la Isla: «Para un comunitario abrir una empresa en Menorca es bastante fácil, pero no lo será si pasamos a ser extracomunitarios y se requieren permisos de trabajo para fijar la residencia en la Isla».

Hellyer señala la principal inquietud de los que ya son residentes, en su mayoría pensionistas: «Hay muchas dudas sobre qué pasará con la cobertura sanitaria». Ese adiós supondría inicialmente que los británicos dejasen de tener esa cobertura pública (a la espera de que se pudiera firmar algún tipo de acuerdo bilateral entre España y el Reino Unido): «¿Tendremos que pagar una mutua mientras tanto?», se pregunta Hellyer, quien avanza que eso podría ser un motivo de regreso a casa, en la situación económica que viven los residentes británicos.

Lluis Hernández, vicepresidente segundo del Cercle d'Ecomomia de Menorca, tiene claro que «la salida afectaría a la colonia británica y de rebote a la economía menorquina: sería muy negativo», advierte. Considera que con la devaluación de la libra haría que «una parte de la colonia se tuviera que ir y no creo que eso sea bueno para Menorca», advierte.

Desde el sector inmobiliario menorquín señalan también que «estamos preocupados. Nos perjudicaría mucho. El británico es un porcentaje muy alto de los inversores y eso influye mucho en nuestra economía», advierte Juan Torres, de Bonnin Sanso. Explica que «nosotros ya notamos que los compradores están en stand by, siguen buscando, pero no presentan ofertas». Subraya que la entrada de divisas británicas es muy importante para la que considera «frágil» economía insular.

Por su parte, Luis Armengol, de Fincas Armengol, matiza que la salida de la Unión Europea no se cerraría hasta un plazo de dos años. Explica, no obstante, que aunque los británicos siguen interesándose por comprar casas, reina la «cautela» a la espera de lo que pase en el referéndum del jueves. En clave inmobiliaria, Hellyer advierte de que las segundas residencias en el extranjero «no son vistas como de primera necesidad entre los británicos» y que cualquier pérdida de seguridad económica puede afectar negativamente al sector.

Por su parte, el sector turístico no ha detectado una gran alarma entre sus principales clientes, los turoperadores, según explica el representante menorquín de las agencias de viajes, Gabriel Pons. No obstante, y «sin alarmas», desde el sector hotelero han solicitado a la Fundación Fomento del Turismo que guarde una partida económica para el año que viene en previsión de que la situación económica reduzca el interés de los turistas por la Isla.