Manel Bonmatí se considera afortunado porque ha podido dedicarse profesionalmente a sus dos grandes aficiones, el baloncesto y los libros. Puestos a elegir, se decanta por un balón que conserva desde el año que llegó para quedarse en Menorca como entrenador | David Arquimbau

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Manel Bonmatí (Barcelona, 1960), vinculado al deporte por su faceta de entrenador de baloncesto y al mundo docente, como profesor de Secundaria, compagina estos días la campaña con las reuniones de evaluación de sus alumnos. Lamenta que las primeras elecciones no dieran fruto, en forma de un gobierno estable, y asegura que «entre el inmovilismo» del PP y «la falta de solidez» de las posturas de la izquierda, el voto útil es Ciudadanos.

¿Lleva la campaña con las mismas ganas que hace medio año?
— Las ganas las tengo, es un compromiso adoptado y soy responsable con él. Pero también tengo claro que no es justo para el electorado que no se hayan puesto de acuerdo y estemos abocados a unas segundas elecciones.

Habla en tercera persona ¿es porque se negocia en Madrid?
— No, es que nosotros, Ciudadanos, hemos hecho el trabajo que se nos había pedido, que era el de intentar dialogar y llegar a acuerdos. Es inadmisible que haya gente que se repartiera los ministerios incluso antes de que saliera Pedro Sánchez de la recepción con el rey y que otros no se den cuenta todavía de que están sobrando, como el señor Rajoy.

¿Cree que el pacto frustrado con el PSOE les ha perjudicado?
— No. Lo que ha perjudicado es que una persona vaya al Rey y le diga que no puede formar gobierno. Sánchez lo intentó y el único interlocutor válido que tuvo fue Rivera. La lectura de las urnas es «poneos de acuerdo» y yo añadiría «y que no se levante nadie de la mesa hasta que no sea así».

Rivera afirma que con Rajoy es imposible el acuerdo con el PP.
— Lo suscribo al 120 por ciento. Es la persona que no ha posibilitado que haya gobierno; está en un entorno de corrupción y no creo que sea un interlocutor válido.

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¿C's matiza su propuesta inicial de suprimir el Senado?
— Se propone suprimir el Senado y crear una cámara autonómica de presidentes, lo que supondría una representación territorial mucho más fuerte. Puede suponer un ahorro al Estado de 40 millones de euros. Lo que planteamos es una reorganización de la Administración, para ahorrar y evitar que se solapen funciones; ahorrar sin recortes, ahorrar en el aparato y en la burocracia. Este dinero revierte en el ciudadano.

¿Y la rebaja impositiva?
— Con el aumento del agujero del déficit las promesas de bajar impuestos no se podrán cumplir hasta 2018, pero no habrá subidas. La única bajada automática con Ciudadanos sería la del IVA cultural.

¿La Cámara Alta ha pasado de ser prescindible a estratégica?
— Hay una doble lectura. Si el PP tiene mayoría en el Senado no queda todo bloqueado, simplemente las cosas se ralentizarían, pero volverían al Congreso y se aprobarían. Por otro lado, el Senado no puede servir para proteger a personas que están siendo investigadas, como la señora Rita Barberá.

En Menorca la pugna por el escaño de senador está polarizada entre PP y Units Podem Més ¿se siente comparsa?
— No, ni mucho menos, nuestra voz tiene que oirse, somo un partido en crecimiento. Lo que veo es que a estas dos formaciones ya les va bien que exista el otro, porque es la forma de retroalimentarse.