Coches aparcados en los arcenes de la estrecha carretera costera. | Gemma Andreu

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La zona de Favàritx, incluida dentro de los límites del parque natural de S'Albufera des Grau en Maó, lidia cada temporada con un cúmulo de actividades que pone a prueba sus accesos cada día, y desde muy tempranas horas de la mañana.

Visitantes que llegan a contemplar uno de los paisajes más característicos de la costa norte de la Isla, curiosos que se acercan al faro, senderistas que recorren un tramo del Camí de Cavalls y, una mayoría que acude a disfrutar de un rato de playa en las calas vírgenes de Presili y Tortuga.

«Es la tormenta perfecta y esto no es un teatro, no hay aforo limitado», señala el director del Parque Natural, Martí Escudero, quien opina que se debería limitar el número de coches que entran en este espacio, tal y como se hace con las playas naturales de la costa sur de Ciutadella.

Para evitar el deterioro del medio natural se han instalado postes de madera con cuerdas que delimitan las zonas del talud protegidas y se ha incluido entre ellas la explanada de S'Escala. Algunas cuerdas en verano se retiran para dar cabida a más coches, que aparcan en batería entre los postes, y estos espacios se vuelven a cerrar en época de nidificación de aves, durante abril, mayo y junio.

El aparcamiento de Favàritx no está regulado, algo que le compete al Consell y que no recoge el Plan Territorial vigente.

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