El cierre de las fuentes públicas es una de las medidas previstas en el Plan piloto de Maó. | Gemma Andreu

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El municipio de Maó se encuentra en situación de alerta por sequía, lo que obliga al Ayuntamiento a poner en marcha medidas para reducir el consumo y evitar que la situación se agrave.

Deberán reducir la demanda de agua entre un 10 y un 20 por ciento, según establece el Plan piloto de Emergencias por Sequía que, pese no estar aprobado, sirve de guía. El concejal de Recursos y Sostenibilidad, Rafael Muñoz, explica estas medidas son de tipo progresivo y que se irán aplicando de manera más o menos estricta en función de las necesidades y los resultados del constante seguimiento que hacen del estado del acuífero.

La primera decisión que tienen en mente es la de aumentar la vigilancia para incrementar la eficiencia de la red tanto en la captación de agua como en su posterior distribución. Esto implica evitar fugas y pérdidas de agua, solucionar las averías de la manera más rápida posible y, en definitiva impedir que se malgaste agua por el camino.

La segunda medida contempla la suspensión del riego en las zonas ajardinadas de propiedad municipal. No obstante, se permitiría el uso de aguas depuradas o procedente de pluviales. De hecho, el consistorio ya dispone de un colector para el agua procedente de precipitaciones que permite reutilizarla. En tercer lugar se procedería al cierre de las fuentes públicas, sobre todo, aquellas que son ornamentales. Por último, el plan prevé la eliminación de la limpieza viaria con agua que no proceda de la depuradora.

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