Imagen del centro de Maó correspondiente al pasado miércoles por la mañana | Gemma Andreu

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Agentes económicos, voces del sector turístico y de la política, incluso del activismo ecologista coinciden al hablar de masificación en que Menorca, de nuevo, es diferente al resto de Balears y que las palabras «hemos llegado al límite» que pronunció el vicepresidente del Govern, Biel Barceló, hay que matizarlas. En este caso para bien, ya que Menorca se ha llenado este agosto pero su situación, apuntan, no es igual a la que viven Mallorca y las Pitiüses.

«Eso no quiere decir que en julio y agosto Menorca no tenga un problema de masificación, pero en Eivissa y Mallorca es muy superior, esas declaraciones hay que entenderlas en su contexto y es comprensible la reacción social», afirmó este sábado el responsable de política territorial del GOB, Miquel Camps.

En su opinión, no es posible legalmente limitar la entrada de personas en un territorio, y tampoco los destinos turísticos tienen capacidad para marcar calendarios laborales y escolares -las dos cuestiones que hacen que la mayoría de visitantes viajen en las mismas fechas, julio y sobre todo agosto-, pero no hay que eludir el debate. «Hay que poner todo esto sobre la mesa y buscar cómo se puede desestacionalizar y a la vez rebajar la presión en verano, quizás el impuesto turístico pudiera ayudar a modular esta afluencia», sugiere,

Para la secretaria general de la patronal de pequeña y mediana empresa (PIME-Menorca), María García, «el tratamiento y la valoración que se hacen para Balears, en general, muy pocas veces se corresponden con la situación que tenemos en Menorca, y es no solo pasa en el ámbito turístico». Así, opina que la Isla tiene una punta de unos diez días en el volumen de turistas durante agosto, pero «eso no significa que esté saturada en absoluto, lo estaría si esa situación se diera también en mayo, junio o julio», asevera. Lo que sí sucede, añade, es que cuando hay más gente «el déficit que tenemos en infraestructuras se nota más, como el de la carretera general, y parece que ningún gobierno se quiere enfrentar a eso», apostilla.

La representante empresarial afirma que «estamos a favor del control y la regulación pero las limitaciones en la llegada de turistas no serían legales». Regulación que es necesaria, añade, para las viviendas vacacionales «porque es un producto que Menorca tiene hace años» y que sigue pendiente. García no está de acuerdo con el presidente de la asociación hotelera ASHOME, Luis Casals, en achacar la saturación a la oferta del alquiler turístico, legal o ilegal, porque «el alquiler vacacional no es algo de este año», asegura, «Menorca desde que tiene turismo alquila».


Ordenación

El Grupo Popular en el Consell no ha eludido opinar sobre la masificación turística. Su portavoz y exconsellera titular de la materia, Salomé Cabrera, rechazó en primer lugar que se lance una visión negativa. «No podemos permitirnos el lujo de que se mande el mensaje de que no queremos más turistas, eso ya pasó», dijo en alusión a anteriores legislaturas con la izquierda en el Govern. La consellera del PP opina que «el techo se pondrá de manera natural si existe una regulación sobre cómo explotar un alojamiento» y recriminó a Biel Barceló haber «incumplido el compromiso» de regular la vivienda vacacional. Añade que «es importante forzar la desestacionalización para reducir estas puntas» y que el colapso se debe evitar con «ordenación, reinversión y unas infraestructuras dimensionadas a nuestra economía y necesidades».

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