Es la opción de los turistas una vez que se llenan las 160 plazas del parking público

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Las 160 plazas del aparcamiento público de Macarella se están demostrando insuficientes para atender la demanda de bañistas que desean acceder en coche a la cala, a pesar de estar en septiembre y haber dejado atrás el pico de turistas de la temporada alta.

Cuatro días después de hacerse efectiva la orden de cierre del parking de pago que funcionaba sin autorización en la finca de Santa Anna, los coches se ven obligados a estacionar en los márgenes del camino que conduce hasta el aparcamiento público una vez que cuelga el cartel de completo.

La imagen que acompaña este artículo fue tomada el lunes por la mañana y muestra una veintena de vehículos aparcados fuera de la parcela habilitada por el Consell como parking. Sus ocupantes emprenden desde allí el camino para llegar a la playa.

La presencia de coches en los arcenes de los caminos de acceso a las playas vírgenes fue denunciada años atrás por los responsables insulares de emergencias, al entender que podía dificultar el paso de vehículos de extinción de incendios o ambulancias en caso de necesidad.

El aparcamiento de Santa Anna que se cerró el pasado viernes por orden municipal ha ofrecido durante los últimos veinte años del orden de 360 plazas. El plan especial que rige el área natural de especial interés de la costa sur de Ciutadella autoriza únicamente la existencia de un parking público con capacidad para 160 vehículos.