Con la llegada del mes de octubre algunos empresarios dan por finalizada la temporada turística. Es el caso de Cala en Bosc, este domingo | Josep Bagur Gomila

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Hoteleros y restauradores no comparten los mismos 'tempos' en lo que a temporada turística se refiere. Así sucede, al menos, en la urbanización de Cala en Bosc, una de las más turísticas de Ciutadella. Algunos de los bares y restaurantes de la zona han empezado a cerrar este fin de semana coincidiendo con la llegada del mes de octubre.

Sin embargo, los hoteles siguen todavía con una ocupación media del 85 por ciento. Fuentes del sector explican que durante este mes es habitual tener los establecimientos todavía casi llenos, sobre todo durante la primera quincena. Por esto, lamentan la «pobre imagen» que se da en una zona de gran demanda turística. Critican que muchos visitantes que acaban de llegar salgan a dar un paseo para conocer la zona y encuentren numerosos servicios cerrados.

El todo incluido es uno de los elementos de la discordia. Los hoteles aseguran que esta temporada ha bajado considerablemente el número de personas con pulsera, no obstante, los restauradores insisten en que los complejos «no dejan salir a los clientes», ofreciéndoles todo tipo de actividades para retenerlos. Esto, sostienen, impide que vayan a comer fuera y gasten en los comercios de la zona.

«Que los hoteles estén llenos no nos sirve de nada, no significa que tengamos más gente en los restaurantes», sentencia un propietario. Concluye que, como cualquier empresa, tan solo tienen abierto si pueden ganar dinero y que cuando baja la clientela se ven obligados a cerrar. Este sábado, por ejemplo, a las 22 horas ya no tenía comensales en el establecimiento. Los turistas que vienen en esta época son conocidos como «gente diésel», es decir, visitantes que miran mucho pero gastan poco, explican. Los restauradores comprenden que el hecho de cerrar puede dar una mala imagen a los turistas, por esto instan a los hoteles a facilitar que sus usuarios gasten también fuera de sus instalaciones.

Ambos sectores coinciden en señalar la necesidad de «remar todos juntos» para que puedan beneficiarse del turismo y propiciar que la temporada se alargue al máximo.


Más gente

Los restaurantes de Cala en Bosc reconocen que es el primer año, después de muchos, que la temporada ha sido buena. Ha habido más gente y han podido mejorar los resultados de campañas anteriores. Para ello han tenido que adaptarse dar respuesta a las demandas de los turistas.