José Triay, Salvador Conesa, Ana-Britt Sánchez, Mar Ameller y Raquel Al·lès registraron ayer por la mañana en el Ayuntamiento de Es Migjorn Gran su renuncia a las áreas que les delegó en su día el alcalde Pere Moll. | Josep Bagur Gomila

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Los concejales del PSOE Ana-Britt Sánchez, Mar Ameller, Raquel Al·lès, José Triay y Salvador Conesa presentaron ayer por la mañana su renuncia formal «con efectos inmediatos» a las delegaciones de gestión por las que cada uno asume determinadas áreas de gobierno en el Ayuntamiento de Es Migjorn Gran. Así las cosas, los ediles dejan solo al frente del equipo de gobierno y con todas las competencias municipales en su mano a Pere Moll, al que desde hace tres meses solicitan que renuncie al cargo, en una enconada controversia. Ahora se da una vuelta de tuerca más, un verdadero jaque al cuestionado Moll.

El motivo principal de la devolución de las competencias al alcalde es que los cinco concejales del PSOE no quieren ser corresponsables de las decisiones que adopta Moll, ya que tienen serias dudas sobre algunas de ellas, de las cuales el alcalde, aseguran, les niega la información que solicitan. Es el caso, apuntan, de expedientes urbanísticos y económicos «relevantes», como las obras que se deben realizar en Binicodrell de Darrere. La falta de confianza dentro del equipo de gobierno es evidente, hasta el punto de que las comunicaciones se realizan casi siempre por escrito para dejar constancia.

Es más, los concejales explican que Pere Moll torpedea sus iniciativas y dificulta el desarrollo de su labor. Exponen, a modo de ejemplo, la reciente feria del queso, para la que la concejal Mar Ameller solicitó disponer de unos trabajos de la brigada y efectivos de la Policía Local. La orden, que según explican debía pasar por Moll, no se tramitó en tiempo y forma, lo que acarreó dificultades, «lo hace de forma intencionada».

Además, los concejales denuncian injerencias del alcalde en las áreas que hasta ayer les correspondían, sin consulta previa. «La situación ha llegado a niveles de absurdo», sentencian. Desde que solicitaron su renuncia, los concejales confiaban en poder trabajar en sus respectivas áreas, no obstante «no nos deja, entorpece todo lo que hacemos».

Hacen referencia también a la organización de las fiestas patronales, un asunto complejo y sensible que no desean afrontar de la mano del alcalde con este clima de trabajo en el que predomina la desconfianza y en el que no desean compartir responsabilidades. Tendrá que hacerlo solo.