Todas las plazas del aparcamiento más importante de la urbanización, completas ayer domingo poco después del mediodía. | Gemma Andreu

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No es una playa virgen de la costa sur pero viajar a Menorca sin regalar a la vista el paisaje de Cala Galdana sería imperdonable. Sin embargo, es muy probable que muchos de los turistas que intenten hacerlo con la temporada a pleno rendimiento, en julio y agosto, deban desistir de su propósito porque aparcar su vehículo será una misión casi imposible. El colapso está servido.

Este domingo, 18 de junio, el aparcamiento situado frente al hotel que lleva el nombre de la cala, en la calle Passeig del Riu, con una capacidad para unos 235 coches, ya estaba completo poco después del mediodía. Vehículos de alquiler, pero aún superados por los de residentes, ocupaban todas las plazas. Otro tanto sucedía con el situado más allá del hotel Audax, en la calle Pins, donde no había un solo sitio disponible hasta las vallas metálicas que impiden el paso a pie. La escalera que da acceso al camino de Macarella sigue sin ser reparada por los efectos de los últimos tornados, al igual que los árboles arrancados próximos a ella.

No cabe hablar aún de saturación porque bastaban un par de vueltas para encontrar un hueco por alguna salida. De no lograrlo, al final de la calle había espacios suficientes a ambos lados de la calzada, aunque después sea obligado soportar la caminata a pleno sol cuando más alejado esté el aparcamiento de la playa. Dentro de apenas un par de semanas, con toda seguridad, los vehículos se hacinarán a ambos lados, ocuparán parterres y se subirán en bordillos como ha sucedido los dos últimos años. No hay ni se prevé otra solución.

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