El parque eólico de Milà, el único de Balears, funcionó el año pasado al 50 % de su capacidad. | javier coll

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El parque eólico de Milà ha cerrado su particular año horrible. La avería de dos de los cuatro molinos de generación (uno está inoperativo desde noviembre de 2016 y el otro desde marzo de 2017) ha hecho que el único parque de Balears haya terminado el año con un balance de funcionamiento del 50 por ciento y que la generación de energía se haya situado en 2.905 megavatios hora (MWh), por debajo incluso que en el accidentado e incompleto año de su puesta en marcha, 2004.

La reducción drástica de la producción de la única fuente de generación de electricidad a partir del viento tiene una consecuencia medioambiental evidente: el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Teniendo en cuenta el ahorro de emisiones que permite el parque en condiciones normales, se estima que la avería de los molinos equivale a la emisión a la atmósfera de 2.300 toneladas de CO2.

En pleno debate sobre la contaminación relativa a la producción de energía por los efectos que en ese sentido tiene la desconexión eléctrica de Mallorca desde el pasado 27 de octubre, se suma otro factor, el de la caída de la producción de renovables, pendiente de cuantificarse globalmente en cuanto se cierren las estadísticas de los parque solares.

Los responsables del parque eólico, que tiene una vida útil estimada de 20 años (hasta 2024) prevén que en el mes de febrero los dos molinos averiados puedan volver a entrar en funcionamiento. Las labores de reparación ya han sido adjudicadas a la única empresa que se presentó al concurso, Siemens Gamesa, aunque todavía está pendiente la formalización del contrato. Una vez se firme, previsiblemente a lo largo de este mes de enero, los trabajos de reposición, valorados en cerca de 120.000 euros, tendrán una duración prevista aproximada de quince días.